Shira Perlmutter fue cesada abruptamente tras la publicación de un informe crítico sobre el uso de obras protegidas en el entrenamiento de inteligencia artificial. La decisión profundiza las tensiones entre el gobierno, el Congreso y la comunidad creativa.
La administración Trump desató un nuevo conflicto institucional con el sorpresivo despido de Shira Perlmutter, directora de la Oficina de Derechos de Autor de Estados Unidos, apenas días después de que su oficina emitiera un informe clave que cuestionaba el uso de obras con copyright para entrenar modelos de inteligencia artificial generativa.
La decisión fue comunicada por correo electrónico el sábado, según confirmó el bibliotecario interino del Congreso, Robert Newlen.
Perlmutter, quien había sido nombrada en octubre de 2020 por la entonces titular de la Biblioteca del Congreso, Carla Hayden —también despedida por la Casa Blanca apenas 48 horas antes—, evitó hacer declaraciones. Sin embargo, la medida ya generó una fuerte reacción en el ámbito legislativo y en los sectores vinculados a la defensa de los derechos de autor.
Un informe incómodo sobre la IA
El documento técnico de más de 100 páginas, publicado este mes por la Oficina de Copyright, advertía que «varias etapas en el desarrollo de IA generativa implican el uso de obras protegidas de maneras que afectan los derechos exclusivos de los autores».
Aunque el informe no solicitaba una intervención inmediata del gobierno, sí instalaba una pregunta clave en el centro del debate: “¿Pueden estos actos de infracción prima facie justificarse como uso justo?”.
Para muchos, esa afirmación bastó para encender las alarmas. Una fuente interna de la Biblioteca del Congreso, que pidió anonimato por temor a represalias, afirmó que el clima laboral se ha vuelto tenso: «Hay temor de que cualquiera pueda ser el próximo en ser despedido».
Reacciones políticas y gremiales
El congresista Joseph Morelle, demócrata de Nueva York y principal figura opositora en el Comité de Administración de la Cámara, fue categórico: “No es una coincidencia que el cargo de registradora de copyright se haya eliminado justo después de publicarse el informe sobre inteligencia artificial”. Morelle calificó la medida como “una toma de poder descarada y sin precedentes, sin fundamento legal”.
Por su parte, la Federación Americana de Músicos también expresó su rechazo. “Su despido perjudicará a toda la comunidad vinculada a los derechos de autor”, indicó la entidad en un comunicado, al tiempo que destacó que Perlmutter “entendía lo que todos sabemos que es cierto: la creatividad humana y la autoría son la base de la ley de copyright”.
El rol de Musk y el avance de la IA en el Estado
El episodio se inscribe en un contexto más amplio de reformas impulsadas por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), un organismo ideado por Elon Musk bajo el segundo mandato de Trump. Esta dependencia busca reducir el tamaño del Estado utilizando herramientas de inteligencia artificial para fusionar bases de datos federales y detectar programas prescindibles.
Musk, fundador de xAI, una firma dedicada a la IA, ha manifestado públicamente su postura crítica hacia la propiedad intelectual. En abril, respondió “estoy de acuerdo” a una publicación en la red X (ex Twitter) que sugería: “eliminen toda la legislación sobre propiedad intelectual”.
La posición del magnate ha encendido alarmas en varios sectores, considerando que la Oficina de Copyright evalúa cientos de miles de solicitudes al año y cumple un rol clave asesorando al Congreso en cuestiones de propiedad intelectual.
Un giro histórico en la Biblioteca del Congreso
El despido de Carla Hayden, la primera mujer y primera persona afroamericana en dirigir la Biblioteca del Congreso, también generó controversia. Según la vocera presidencial Karoline Leavitt, Hayden habría impulsado políticas de “diversidad, equidad e inclusión” y habría autorizado libros “inapropiados” para niños en el catálogo del organismo.
La remoción de la máxima autoridad de la Biblioteca del Congreso no es habitual: la última vez que un presidente reemplazó a su titular fue en 1861. Ahora, Robert Newlen quedó como responsable interino del cargo y se comprometió por correo interno a “mantener a todos informados”.
Una decisión con consecuencias
El despido de Perlmutter, lejos de tratarse de un hecho administrativo aislado, pone en evidencia el choque entre la expansión de la inteligencia artificial en el aparato estatal y la necesidad de preservar los derechos de los creadores. A medida que los modelos de IA se nutren de contenidos existentes, la tensión entre innovación tecnológica y propiedad intelectual seguirá creciendo.
Para la comunidad creativa y jurídica, el mensaje fue claro. Como expresó la American Federation of Musicians: “La base del derecho de autor es la autoría humana. Ignorar eso es ignorar el fundamento mismo de la cultura”.