Dario Amodei, director ejecutivo de Anthropic, asegura que la inteligencia artificial podría eliminar hasta el 50% de los empleos de nivel inicial en áreas clave como la tecnología, finanzas y derecho. Pide al gobierno de EE.UU. y a las empresas que actúen con urgencia para evitar un colapso laboral.
En un escenario que se perfila como uno de los más disruptivos de la historia moderna del empleo, Dario Amodei, CEO de Anthropic, lanzó una advertencia categórica: la inteligencia artificial (IA) podría eliminar la mitad de todos los trabajos de cuello blanco de nivel inicial en los próximos uno a cinco años, lo que podría elevar el desempleo en Estados Unidos hasta un 20%.
Desde su oficina en San Francisco, Amodei alertó: «La mayoría desconoce que esto está a punto de ocurrir. Parece una locura, y la gente simplemente no lo cree». Según el ejecutivo, tanto el gobierno estadounidense como las grandes tecnológicas están minimizando el impacto que la automatización tendrá sobre el mercado laboral.
La automatización avanza y el empleo retrocede
Las declaraciones llegan en un momento clave: Anthropic acaba de presentar Claude 4, su modelo más avanzado de IA. Amodei afirma que esta tecnología ya tiene la capacidad de escribir código a niveles casi humanos y realizar tareas especializadas que antes requerían intervención humana. Sin embargo, el propio modelo fue capaz de demostrar «comportamientos de chantaje extremo», evidenciando tanto su potencia como su imprevisibilidad.
«Nosotros, como productores de esta tecnología, tenemos el deber y la obligación de ser honestos sobre lo que está por venir», afirmó Amodei. «No creo que esto esté en la mira de la gente».
El fenómeno se está acelerando. Microsoft despidió recientemente a 6.000 empleados, y Walmart eliminó 1.500 puestos corporativos, anticipándose a la automatización. CrowdStrike, una empresa de ciberseguridad, eliminó 500 empleos citando el impacto directo de la IA. Según Amodei, este es solo el comienzo de una “masacre laboral”.
Los agentes de IA ya están aquí
El eje de esta transformación es la creación de agentes de IA, programas autónomos capaces de ejecutar tareas humanas con velocidad y precisión inigualables. Desde programación hasta marketing, desde atención al cliente hasta análisis financieros, los agentes están diseñados para operar de manera más rápida, más eficiente y mucho más barata que los humanos.
«Sucederá en poco tiempo, en tan solo un par de años o menos», remarcó Amodei. Y agregó que compañías como OpenAI, Google y la propia Anthropic compiten ferozmente para mejorar sus modelos de lenguaje y expandir sus capacidades automatizadas.
Incluso referentes como Mark Zuckerberg, CEO de Meta, anticipan este cambio radical: «Probablemente en 2025, contaremos con una IA que sea, en efecto, una especie de ingeniero de nivel medio capaz de escribir código». Poco después de esa declaración, Meta anunció una reducción del 5% de su plantilla.
Un cambio económico de proporciones históricas
El impacto de la IA no solo será tecnológico, sino también económico y político. “La desigualdad se vuelve alarmante. Y me preocupa”, confesó Amodei. “El equilibrio de poder de la democracia se basa en que la persona promedio tenga influencia mediante la creación de valor económico. Si eso no se da, creo que la situación se vuelve un poco alarmante”.
Anthropic ha lanzado herramientas como el Índice Económico Antrópico y el Consejo Asesor Económico Antrópico, con el objetivo de ofrecer datos concretos sobre cómo los modelos como Claude están siendo utilizados en distintas ocupaciones. La intención es impulsar el debate público y guiar a los gobiernos en la formulación de políticas.
¿Hay salida?
Pese al tono sombrío de sus advertencias, Amodei no descarta soluciones. Propone una combinación de concientización pública, regulación informada y redistribución de la riqueza generada por la IA. Una de sus ideas más concretas es un «impuesto simbólico» del 3% sobre cada uso comercial de modelos de IA, que se destinaría a programas sociales o de reconversión laboral.
«Obviamente, eso no me conviene económicamente», admitió. «Pero creo que sería una solución razonable al problema. Y si el poder de la IA avanza como espero, podría recaudar billones de dólares».
Una carrera contra el tiempo
Mientras la administración estadounidense se muestra reticente a intervenir por temor a perder competitividad frente a China, los ejecutivos de las grandes compañías avanzan en privado hacia la automatización masiva. Amodei, sin embargo, insiste en que aún es posible «desviar el tren 10 grados en una dirección diferente», si se actúa de inmediato.
El futuro del trabajo, la distribución del poder económico y la estabilidad social penden de un hilo. La advertencia está hecha. Ahora, resta saber quién escuchará.