La ex CTO de OpenAI recaudó U$S 2.000 millones para su enigmática startup, en una de las rondas iniciales más grandes en la historia de Silicon Valley.
La ex directora de tecnología de OpenAI, Mira Murati, concretó una de las mayores rondas de financiación “seed” registradas en Silicon Valley: su flamante startup de inteligencia artificial, Thinking Machines Lab, recibió una inversión de U$S 2.000 millones, lo que la posiciona con una valuación de mercado de U$S 10.000 millones, a tan solo seis meses de su creación.
A pesar del secretismo que rodea a la empresa con sede en San Francisco, el respaldo de figuras de peso como Andreessen Horowitz, quien lideró la ronda, y Sarah Guo, de Conviction Partners, confirma la fe de los inversores en el liderazgo y la visión de Murati. La ingeniera de 36 años, que dejó OpenAI en septiembre de 2023, fue clave en el desarrollo de productos como ChatGPT, Dall-E y su modalidad de voz. Previamente, trabajó en Tesla como gerente de producto del Model X.
Un equipo de élite para competir en la cima
Thinking Machines ha reclutado a varios ex empleados de OpenAI, incluyendo al cofundador John Schulman, al ex jefe de proyectos especiales Jonathan Lachman, y a los ex vicepresidentes Barret Zoph y Lilian Weng. “Hay un grupo muy reducido de fundadores y personas increíblemente inteligentes”, declaró uno de los inversores. “El equipo que Murati ha reunido es muy convincente”.
Aunque aún no se conocen detalles concretos sobre el producto o la estrategia comercial, en febrero la compañía declaró que su objetivo es desarrollar sistemas de IA “más comprensibles, personalizables y generalmente capaces”, un guiño hacia el desarrollo de inteligencia artificial general (AGI), es decir, sistemas que puedan igualar o superar las capacidades cognitivas humanas.
Riesgo, poder y fe en el talento
El acuerdo de inversión también establece que Murati tendrá derechos de voto en el directorio superiores a todos los demás, lo que le otorga el control decisivo sobre las decisiones clave de la compañía. Esta estructura fue reportada por primera vez por The Information, y refuerza la idea de que Thinking Machines es una startup construida alrededor de la figura de su fundadora.
El hermetismo de la propuesta llevó a que algunos fondos rechazaran participar. “No hubo ninguna información sobre producto ni planes financieros en la presentación”, afirmó uno de los inversores que fue contactado por Murati.
Sin embargo, el entusiasmo del mercado recuerda al caso de Ilya Sutskever, también cofundador de OpenAI, quien recaudó en abril U$S 2.000 millones para su empresa Safe Superintelligence, valuada en U$S 32.000 millones, sin contar con un producto definido.
Una competencia feroz por dominar la próxima ola de IA
La enorme apuesta por Thinking Machines refleja el creciente apetito de los inversores por compañías de IA con fundadores de renombre, en un ecosistema donde competir con gigantes como OpenAI, Anthropic, Google y Meta exige no solo tecnología, sino liderazgo e influencia.
Aunque Murati fue brevemente designada CEO interina de OpenAI durante la crisis de liderazgo en noviembre de 2023 —cuando el consejo intentó destituir a Sam Altman— su salida marcó un punto de inflexión. Ahora, desde su propia plataforma, busca avanzar hacia el desarrollo de AGI con una estructura independiente y un capital sin precedentes.
Thinking Machines Lab no ofreció comentarios sobre el anuncio. Pero en el competitivo universo de la IA generativa, su irrupción ya está sacudiendo al mercado.