Microsoft y Nvidia mueven millones por la IA pero sus ingresos aún no justifican la inversión

A pesar del crecimiento en usuarios y suscriptores, los gigantes tecnológicos enfrentan un desbalance crítico entre el gasto millonario en infraestructura y los ingresos reales provenientes de la inteligencia artificial generativa.

A un año de que la fiebre por la inteligencia artificial generativa (GenAI) encendiera Silicon Valley y Wall Street, las dudas que surgieron entonces siguen vigentes. Aunque empresas como Microsoft y Nvidia han visto subas históricas en sus valuaciones bursátiles, los ingresos derivados de la IA aún están lejos de justificar el nivel de inversión realizado.

En 2023, una advertencia de Jim Covello, jefe de investigación de renta variable en Goldman Sachs, puso en duda la rentabilidad futura del sector: “¿Realmente estas compañías recuperarán alguna vez los U$S 1.000 millones que están invirtiendo en construir IA generativa?”, planteó. Por su parte, Sequoia Capital estimó que la industria tecnológica necesitaría generar U$S 600.000 millones adicionales en ingresos solo en 2024 para justificar sus gastos. La cifra real estaría muy por debajo de esa proyección.

Un mercado que valora la promesa, pero no los retornos

Pese a esas advertencias, las principales acciones vinculadas a IA siguen marcando récords. Nvidia, por ejemplo, sumó cerca de U$S 1,5 billones en valor de mercado desde abril. Microsoft también incrementó su capitalización en U$S 1 billón en menos de tres meses. Sin embargo, estos avances se dan en un contexto donde el panorama de ingresos reales vinculados a IA ha cambiado poco en un año.

Según datos recientes, las grandes tecnológicas —Alphabet, Amazon, Meta y Microsoft— incrementaron su gasto de capital (capex) en un 66 % durante 2024, lo que equivale a unos U$S 95.000 millones. Y se espera que desembolsen otros U$S 75.000 millones en lo que resta del año. La tendencia ascendente se proyecta hacia el final de la década: Bank of America Securities anticipa que el gasto total del sector en centros de datos escalará de U$S 333.000 millones en 2023 a cerca de U$S 1 billón en 2030, con el 83 % destinado exclusivamente a IA.

Ingresos que crecen, pero no escalan

En cuanto a la facturación directa por IA, los números aún no acompañan. Microsoft, uno de los principales jugadores del sector, reportó que su tasa anualizada de ingresos por IA subió 175 % y alcanzó los U$S 13.000 millones. No obstante, esa cifra representa solo el 5 % de su ingreso total proyectado para 2025.

OpenAI, respaldada por Microsoft, duplicó sus ingresos por suscripciones en pocos meses y ahora se sitúa en torno a los U$S 10.000 millones anuales. El crecimiento es significativo, pero insuficiente frente a los miles de millones invertidos. Una encuesta de Menlo Ventures entre 5.000 adultos en EE.UU. reveló que solo el 3 % de los usuarios de chatbots de IA paga por el servicio, lo que genera unos U$S 12.000 millones al año a nivel global.

Aplicaciones, hype y el desafío del impacto real

Mientras tanto, las aplicaciones empresariales de GenAI siguen sin consolidarse. Aunque el uso de chatbots explotó y OpenAI se transformó en una suerte de empresa de tecnología de consumo, la adopción paga es limitada y el valor empresarial generado todavía es modesto.

La disrupción más concreta se dio en el mundo del software de desarrollo, donde nuevas startups lograron escalar gracias a herramientas de codificación automatizada. Sin embargo, los grandes actores del sector aún no ven un “salto de inflexión” en sus ingresos derivados de IA.

La industria ahora deposita sus esperanzas en los llamados agents: herramientas de IA que no solo asisten, sino que automatizan procesos completos. Según McKinsey, los agents pueden generar valor real para las empresas, pero advierten que esto exigirá una profunda reestructuración de procesos. “Automatizar operaciones complejas requerirá rediseñar por completo cómo trabajan muchas compañías”, alertó la consultora.

El dilema de las pruebas piloto eternas

Uno de los principales obstáculos que enfrenta el sector es convertir los múltiples proyectos piloto en implementaciones a escala. Muchas compañías han testeado herramientas de IA, pero pocas están listas para integrarlas de manera profunda en sus operaciones. El salto desde la curiosidad hacia la transformación estructural sigue pendiente.

El entusiasmo por la inteligencia artificial generativa sigue vigente, pero el abismo entre lo que se invierte y lo que se recauda no se ha acortado. Por ahora, el mercado sigue premiando el potencial más que los resultados concretos.

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