Un documento no publicado sobre los niveles de capacidades de la IA avivó la disputa contractual entre OpenAI y Microsoft. La definición de AGI se convirtió en el eje de una renegociación millonaria con implicancias estratégicas para toda la industria.
La alianza entre OpenAI y Microsoft, uno de los acuerdos más importantes del mundo tecnológico actual, atraviesa un momento delicado. Una cláusula en su contrato, antes considerada una posibilidad lejana, se transformó en el núcleo de una negociación tensa: ¿qué pasa si OpenAI alcanza la inteligencia artificial general (AGI)?
La respuesta no es sencilla, porque la definición de AGI —esa instancia en la que una IA supera al ser humano en la mayoría de las tareas valiosas económicamente— no es compartida por todos. Pero sí tiene un peso determinante: si el directorio de OpenAI declara haber alcanzado AGI, Microsoft perdería acceso a las tecnologías futuras desarrolladas bajo ese concepto. Y eso, para una compañía que invirtió más de U$S 13.000 millones, no es un detalle menor.
Un documento que nunca vio la luz
La tensión escaló hacia fines de 2024 cuando comenzó a circular dentro de OpenAI un documento titulado “Cinco niveles de capacidades generales de IA”, que propone una escala para medir el avance progresivo de los sistemas de inteligencia artificial. Según fuentes internas citadas por WIRED, el contenido del texto podría haber comprometido la posibilidad de declarar el logro de AGI, afectando la relación con Microsoft.
“Estamos enfocados en desarrollar métodos empíricos para evaluar el progreso hacia la AGI, con trabajo reproducible, medible y útil para toda la comunidad”, afirmó Lindsay McCallum, vocera de OpenAI, quien también aclaró que “Five Levels fue un intento preliminar de clasificar etapas y terminología, no un paper científico”.
El contenido del documento indica que varios modelos de OpenAI ya se ubicaban en el Nivel 1, definido como “una IA que puede usar el lenguaje fluidamente y realizar tareas al nivel de un principiante”. Algunos modelos se acercaban al Nivel 2, que involucra resolver tareas complejas que requerirían una hora de trabajo experto. El modelo o1, según Sam Altman, CEO de OpenAI, ya puede ser considerado de Nivel 2, y agregó que espera alcanzar el Nivel 3 “más rápido de lo que la gente imagina”.
Dos definiciones, una sola tensión
El contrato entre ambas empresas contempla dos definiciones clave:
- AGI según el estatuto de OpenAI, cuyo reconocimiento unilateral por parte del directorio limita automáticamente el acceso de Microsoft a cualquier desarrollo posterior.
- Suficiente AGI, incorporada en 2023, que se refiere a una IA capaz de generar un determinado nivel de ganancias. En ese caso, Microsoft debe aprobar la declaración.
Esta cláusula se convirtió en la principal herramienta de presión de OpenAI en la renegociación del contrato. Aunque Microsoft duda de que OpenAI alcance AGI antes de 2030, el simple hecho de que la opción esté sobre la mesa genera incertidumbre. “El documento Five Levels fue mencionado como un factor que frenó su publicación justamente por el impacto potencial en la relación con Microsoft”, indicó una fuente.
Incluso, según The Wall Street Journal, OpenAI llegó a considerar activar la cláusula basándose en los avances de un agente de codificación con IA. Y en el extremo opuesto, se debatió internamente si acusar públicamente a Microsoft de comportamiento anticompetitivo.
Redefinir la IA y la relación de poder
OpenAI insiste en que no retuvo el paper para proteger la alianza con Microsoft. “No es correcto sugerir que evitamos compartir estas ideas por ese motivo”, sostuvo McCallum. Sin embargo, otras fuentes apuntan a que el documento, que incluso había pasado por una etapa de edición y generación de visuales para un blog, fue postergado justamente por las negociaciones abiertas con Microsoft.
“La pregunta sobre qué es la AGI en realidad no importa tanto”, dijo Altman en junio. “Es un término que las personas definen de distintas maneras, y muchas veces incluso cambian su propia definición”.
Una disputa con consecuencias globales
La disputa excede lo contractual. Microsoft no solo busca asegurar su inversión: quiere acceso continuo a las tecnologías más avanzadas en un escenario de competencia feroz con Amazon, Google y Meta. OpenAI, por su parte, quiere preservar su autonomía técnica y estratégica, y valora la cláusula como un seguro ante un futuro de IA verdaderamente transformadora.
La historia de OpenAI y Microsoft es también la historia de cómo las grandes tecnológicas intentan gobernar los límites difusos del desarrollo de una inteligencia artificial general, que aún no ha sido alcanzada, pero cuyas consecuencias —económicas, legales y geopolíticas— ya están impactando el presente.
En definitiva, el dilema AGI se convirtió en el nuevo campo de batalla de la relación entre OpenAI y Microsoft. Un paper no publicado, dos interpretaciones contractuales y miles de millones en juego son los ingredientes de una negociación donde definir la inteligencia artificial es también definir el futuro del poder tecnológico global.