La guerra por el talento en inteligencia artificial se intensifica: el CEO de OpenAI critica la estrategia de Meta y asegura que “los misioneros vencerán a los mercenarios”.
La batalla por el talento en inteligencia artificial (IA) entre las grandes tecnológicas ha alcanzado un nuevo punto álgido. Sam Altman, CEO de OpenAI, ha respondido con dureza a la reciente ola de contrataciones de Meta, liderada por Mark Zuckerberg, que ha logrado atraer a varios investigadores clave del sector.
La reacción no tardó en llegar, en un mensaje interno dirigido a los empleados de OpenAI, Altman no solo cuestionó la ética de la estrategia de Meta, sino que advirtió sobre los riesgos culturales que podría acarrear para la compañía de Zuckerberg.
“Lo que Meta está haciendo, en mi opinión, conducirá a problemas culturales muy profundos”, afirmó Altman en un memo filtrado y citado por diversos medios internacionales.
Para ser más claro, el CEO subrayó que, aunque Meta ha conseguido atraer a “algunas personas excelentes”, la realidad es que “no lograron captar a los mejores talentos y tuvieron que bajar mucho en su lista; llevan mucho tiempo intentando reclutar gente, y ya perdí la cuenta de cuántos han intentado fichar como Chief Scientist”.
La reacción de Altman llega tras el anuncio de Meta sobre la creación de un nuevo equipo de superinteligencia, encabezado por Alexandr Wang (ex Scale AI) y Nat Friedman (ex GitHub), que incluye a varios ex OpenAI como Shengjia Zhao, Shuchao Bi, Jiahui Yu y Hongyu Ren.
Contrariamente a lo dicho por Altman, Mark Chen, Chief Research Officer de OpenAI, no le quitó importancia a la sensación interna en la compañía y expresó el sentir del equipo: “Se siente como si alguien hubiera entrado en nuestra casa y se hubiera llevado algo”.
Altman, lejos de mostrarse derrotado o preocupado, defendió la cultura y la misión de OpenAI: “Estoy orgulloso de lo orientada que está nuestra industria a la misión; por supuesto, siempre habrá algunos mercenarios. Pero los misioneros vencerán a los mercenarios”.
Además, aseguró que OpenAI está evaluando la compensación para toda la organización de investigación y recalcó: “Creo que hay mucho, mucho más potencial de crecimiento en las acciones de OpenAI que en las de Meta. Pero es importante que ese gran potencial llegue después de un gran éxito; lo que Meta está haciendo, en mi opinión, llevará a problemas culturales muy profundos” volvió a insistir en el asunto cultural.
El CEO también aprovechó para motivar a su equipo y destacar la apuesta de OpenAI por el desarrollo de la inteligencia artificial general (AGI): “Nunca he estado más seguro de nuestra hoja de ruta de investigación. Estamos haciendo una apuesta sin precedentes en capacidad de cómputo, pero me encanta que lo estemos haciendo y confío en que le sacaremos el mejor provecho. Lo más importante de todo es que creo que tenemos el equipo y la cultura más especiales del mundo”.
Altman no ocultó los desafíos internos tras la “hipercrecimiento insano” de OpenAI, pero insistió en que “tenemos el núcleo correcto de una manera que creo que nadie más tiene, y estoy seguro de que podemos solucionar los problemas».
Frente a la visión instrumental de otras compañías, en tono épico, Altman remarcó: “Nosotros realmente nos preocupamos por construir AGI de la manera correcta. Para otras empresas, esto es solo un objetivo instrumental para otra misión. Pero para nosotros, es lo principal, y siempre lo será. Mucho después de que Meta pase a su siguiente moda o defienda su foso social, nosotros seguiremos aquí, día tras día, año tras año, buscando cómo hacerlo mejor que nadie”.
La disputa entre OpenAI y Meta pone de manifiesto la feroz competencia por el talento en IA, con cifras que impresionan: según fuentes internas, Meta habría ofrecido bonos de firma de hasta U$S 100 millones para atraer a los mejores investigadores. Sin embargo, en palabras de Altman, la verdadera diferencia está en la misión y la cultura: “Somos raros y excéntricos, pero eso es lo que hace de este lugar una cuna mágica de innovación”.
La guerra por el talento en inteligencia artificial no solo es una cuestión de salarios millonarios, sino también de propósito, cultura y visión de futuro. OpenAI y Meta, dos gigantes que aparentemente tienen estrategias opuestas, marcan el pulso de una industria que definirá el rumbo de la tecnología global en la próxima década.