El mercado laboral para jóvenes universitarios atraviesa una crisis global. Las oportunidades se reducen, los salarios pierden atractivo y la inteligencia artificial acelera el cambio. ¿Qué está pasando con el valor de un título universitario?
Durante décadas y hasta tal vez más de un siglo, el camino hacia una vida próspera parecía claro: ingresar a la universidad, conseguir un empleo calificado y disfrutar de una estabilidad económica. Sin embargo, la realidad actual es muy distinta para los jóvenes que terminan sus estudios superiores.
Las grandes empresas tecnológicas recortan personal -el año pasado 150.000 y este año en julio ya vamos más de 70.000-, el sector público ha perdido prestigio y la innovación industrial se traslada a China.
La preocupación no se queda ahí, incluso profesiones tradicionalmente seguras, como la abogacía, enfrentan la amenaza de la automatización: “La inteligencia artificial pronto tomará tu trabajo”, advierten los expertos.
Claro, en el periodismo algunos hemos visto este avance, primero con preocupación, luego como una oportunidad y finalmente como una situación con la que mejor conviene amigarse y sacar lo mejor de la misma.
Datos que preocupan: desempleo y caída del salario premium
El deterioro de la situación es evidente en los números. Según Matthew Martin, de Oxford Economics, por primera vez en la historia la tasa de desempleo de los estadounidenses de 22 a 27 años con título universitario supera a la media nacional. Este fenómeno se repite en la Unión Europea, donde el desempleo entre jóvenes con educación terciaria se acerca al promedio general de su grupo etario. Países como Reino Unido, Canadá y Japón siguen la misma tendencia.
Incluso los egresados de élite sufren el impacto: en 2024, solo el 80% de los graduados de la escuela de negocios de Stanford consiguió empleo tres meses después de egresar, frente al 91% en 2021. “A simple vista, los estudiantes parecen felices, pero si miras de nuevo, puedes ver el miedo en sus ojos”, señala el artículo.
El “premio salarial universitario” —la diferencia de ingresos entre graduados y no graduados— también se reduce. En 2015, el graduado universitario medio en EE.UU. ganaba un 69% más que un egresado de secundaria; en 2024, esa brecha cayó al 50%. Además, la satisfacción laboral de los graduados se ha desplomado: la ventaja histórica de siete puntos porcentuales sobre los no graduados ahora es de apenas tres.
¿Por qué pierden privilegios los graduados?
Algunos analistas sugieren que la masificación universitaria ha bajado los estándares. Un estudio reciente de Susan Carlson, de Pittsburg State University, revela que muchos estudiantes son funcionalmente analfabetos: “Un número preocupante de estudiantes de literatura inglesa tiene dificultades para comprender a Charles Dickens”, advierte el informe.
Sin embargo, otros expertos descartan que la causa sea la baja calidad académica. Un trabajo de Leila Bengali, de la Reserva Federal de San Francisco, concluye que la reducción del premio salarial universitario “refleja factores de demanda, específicamente una desaceleración en el cambio tecnológico sesgado hacia las habilidades”. En otras palabras, los empleadores pueden contratar a no graduados para tareas que antes requerían título universitario.
La tecnología y la IA cambian las reglas del juego
El avance tecnológico democratizó el acceso a herramientas antes reservadas a los universitarios. Hoy, cualquier persona con un smartphone puede manejar tecnología básica. Según Indeed, los requisitos educativos en casi todos los sectores económicos son menos exigentes que antes.
En EE.UU., la industria de servicios profesionales y empresariales emplea a más personas sin título universitario que hace 15 años, a pesar de que hay menos candidatos de ese perfil.
La inteligencia artificial también amenaza empleos de entrada en áreas como derecho y finanzas. Sin embargo, el fenómeno comenzó antes de la irrupción de ChatGPT. Factores como la caída en fusiones y adquisiciones y la menor actividad de la banca de inversión han reducido la demanda de abogados y financieros jóvenes.
¿Sigue valiendo la pena la universidad?
En EE.UU., la matrícula en programas de grado cayó un 5% entre 2013 y 2022, según la OCDE. Pero en la mayoría de los países desarrollados, donde la educación superior es más accesible gracias al apoyo estatal, la tendencia es opuesta: la inscripción universitaria subió de 28 a 31 millones en la última década. En Francia, el número de estudiantes creció un 36%; en Irlanda, un 45%. “Los gobiernos están subsidiando títulos inútiles, alentando a los jóvenes a perder el tiempo estudiando”, advierte el artículo.
Además, muchos estudiantes eligen carreras con baja demanda laboral. Fuera de EE.UU., la proporción de inscriptos en artes, humanidades y ciencias sociales sigue creciendo, al igual que en periodismo, a pesar de las escasas oportunidades.
El mercado laboral para graduados universitarios está en plena transformación. La inteligencia artificial y la tecnología han reducido la ventaja histórica de tener un título, mientras que la sobreoferta de profesionales y la elección de carreras poco demandadas agravan el problema.
Como advierte Peter Turchin, de la Universidad de Connecticut: “La sobreproducción de élites ha sido la causa próxima de todo tipo de disturbios a lo largo de los siglos”. El desafío para los jóvenes y los sistemas educativos es adaptarse a un mundo donde el diploma ya no garantiza éxito ni estabilidad.