El gigante británico de semiconductores Arm, conocido por proveer los planos tecnológicos que alimentan a Apple, Samsung y Nvidia, confirmó un giro estratégico histórico: invertirá para diseñar sus propios procesadores.
Arm Holdings, controlada por el grupo japonés SoftBank, anunció esta semana que acelera su apuesta por la innovación. Su CEO, Rene Haas, fue enfático: “Estamos decidiendo conscientemente invertir con más fuerza: es la posibilidad de ir más allá de los diseños y construir algo, construir chiplets o incluso posibles soluciones completas”, declaró, confirmando así un cambio que podría redefinir el ecosistema del silicio.
Hasta ahora, Arm ha reinado como el proveedor de referencia en licencias de propiedad intelectual para el desarrollo de chips: los diseños Arm están presentes en casi todos los smartphones del planeta y en los centros de datos de NVIDIA, Amazon y Samsung. Sin embargo, la compañía quiere dejar de ser solo la “arquitecta” y convertirse en “constructora”, lanzando al mercado su propia línea de procesadores, “chiplets” y plataformas finales. Esto la posiciona, por primera vez, como potencial competidora de sus propios clientes.
El respaldo millonario de SoftBank y la alianza Stargate
La decisión de Arm se produce en medio de la ambición de SoftBank de capitalizar el auge de la inteligencia artificial. El grupo japonés, comandado por Masayoshi Son, ubicó a Arm como eje estratégico en el megaproyecto Stargate: una inversión conjunta con OpenAI, Oracle y el fondo MGX de U$S 500.000 millones para levantar los data center de IA más avanzados del mundo, capaces de albergar más de 2 millones de chips y generar más de 100.000 empleos directos e indirectos..
Sobre este punto, Haas enfatizó durante la conferencia con analistas: “Muchos de los chiplets que se están desarrollando actualmente usan tecnología Arm IP… Por eso estamos evaluando la viabilidad de ir más allá de la plataforma actual”.
Impacto en el mercado y cifras clave
La noticia no pasó inadvertida en Wall Street: las de Arm cayeron 8% en operaciones posteriores al anuncio tras presentar una previsión de ingresos considerada tibia por los analistas. Para el trimestre cerrado en junio de 2025 la empresa reportó ingresos por U$S 1.050 millones, un aumento interanual del 12% pero levemente inferior al pronóstico de U$S 1.060 millones. De esta cifra, los ingresos por regalías alcanzaron U$S 585 millones (+25%), mientras que los ingresos por licencias descendieron levemente a U$S 468 millones..
Pese a las dudas del mercado, el movimiento era esperado. Arm lleva años discutiendo la posibilidad de aumentar hasta 300% el precio de sus regalías y expandir su negocio a productos propios, planos conocidos internamente como “Proyecto Picasso” desde 2019.
Un tablero de competencia reconfigurado
El anuncio de Arm significa una ruptura de paradigmas: la empresa podría transformarse en rival de colosos como Nvidia y Qualcomm, que históricamente han basado sus procesadores en tecnología Arm. Todo esto ocurre mientras gigantes como Amazon y Microsoft desarrollan sus propios chips personalizados para competir en el lucrativo, pero ya saturado, mercado de inteligencia artificial para centros de datos.
“Esta expansión busca que Arm deje de ser ese actor pequeño e invisible y comience a capturar directamente el valor del boom de la IA”, reconocen fuentes cercanas a la empresa.
Expectativas y desafíos
Si bien Haas evitó dar detalles concretos sobre los futuros productos o calendarios, el objetivo es claro: dejar de depender únicamente de las regalías y licencias y obtener una porción mayor de un sector que mueve cientos de millas de millones de dólares cada año.
Sin embargo, este giro entraña riesgos. Competir con los propios clientes, especialmente con gigantes tan preferidos como Apple, Qualcomm o Nvidia, podría tensar relaciones y transformar una industria caracterizada por la colaboración en un terreno más hostil: “Nuestro meta es crear diseños más completos y soluciones finales, pero siendo siempre socios tecnológicos de referencia”, recalcó Haas.
Arm está lista para competir. En la era donde la inteligencia artificial define el futuro, la empresa británica busca dejar de ser solo la “pieza clave” y pasar a ser la protagonista central del tablero global de chips.