La startup especializada en audio sintético presentó un modelo que permite crear canciones generadas por inteligencia artificial, respaldado por acuerdos de licencias con plataformas como Kobalt y Merlin. La innovación reaviva el debate sobre los derechos de autor en la era de la IA.
La compañía emergente ElevenLabs, conocida por su liderazgo en el desarrollo de herramientas de audio generadas por inteligencia artificial, presentó esta semana su modelo más ambicioso hasta la fecha: un generador de música con IA supuestamente habilitado para uso comercial.
Este lanzamiento marca un punto de inflexión para la empresa, que durante sus tres años de existencia se había concentrado principalmente en productos de texto a voz, traducción de voz y bots conversacionales. Con este nuevo modelo, ElevenLabs entra en un terreno más competitivo —y también más polémico—: la generación automática de música.
“Nuestros clientes se benefician directamente de este acuerdo en varios aspectos clave: abre una nueva fuente de ingresos en un mercado en crecimiento, incluye participación en las ganancias, ofrece sólidas garantías contra el uso indebido y condiciones favorables en comparación con otros titulares de derechos”, declaró un portavoz de Kobalt Music Group a TechCrunch.
Socios estratégicos y licencias voluntarias
Para evitar conflictos legales como los que enfrentan otras startups del sector, ElevenLabs anunció acuerdos con Kobalt Music Group y Merlin Network, dos plataformas digitales que representan a músicos independientes. Ambas compañías cuentan con catálogos que incluyen artistas como Beck, Bon Iver, Adele, Nirvana y Phoebe Bridgers, entre otros.
Según explicó Kobalt, los artistas deben optar voluntariamente para que su música sea utilizada en el entrenamiento de modelos de IA. En teoría, esta modalidad mitiga el riesgo de infracción de derechos de autor y permite una redistribución de ingresos a los creadores originales.
Por su parte, Merlin agrupa a sellos y artistas reconocidos globalmente, y asegura en su sitio oficial que los acuerdos con desarrolladores de IA deben respetar los principios de transparencia, compensación justa y uso ético.
Una industria en tensión
La generación musical por inteligencia artificial no es un terreno libre de controversias. En 2023, las startups Suno y Udio fueron demandadas por la Recording Industry Association of America (RIAA), entidad que representa a la industria musical estadounidense, por presunto uso de material protegido en el entrenamiento de sus modelos.
Estas causas judiciales, aún en proceso, han encendido las alarmas en el sector y presionaron a las empresas a buscar acuerdos de licencias con los principales sellos discográficos. Según trascendió, tanto Suno como Udio están en conversaciones con las majors para regularizar su situación.
ElevenLabs parece haber tomado nota de este panorama. Al momento del anuncio, compartió ejemplos de sus nuevas capacidades, entre ellos una canción en la que una voz sintética rapea versos como: “salí por las grietas con ambición en el bolsillo” y habla de un viaje “de Compton al Cosmos”. La alusión estilística a artistas como Dr. Dre, N.W.A. y Kendrick Lamar fue inmediata y generó inquietud entre críticos y usuarios.
De la innovación al dilema ético
Aunque la tecnología avanza con rapidez, la discusión sobre los límites de la inteligencia artificial en la creación musical está lejos de resolverse. ¿Hasta qué punto una IA puede imitar estilos, voces y narrativas culturales sin caer en apropiación indebida?
Por ahora, ElevenLabs apuesta por la legalidad y la transparencia como pilares de su expansión. Sin embargo, a medida que crece la calidad y el alcance de estos sistemas, también lo hacen los desafíos regulatorios, creativos y éticos para toda la industria musical.
Con esta jugada, ElevenLabs se posiciona como uno de los actores clave en el emergente mercado de música generada por IA, un campo donde los modelos algorítmicos no solo producen sonido, sino también preguntas difíciles sobre autoría, originalidad y compensación.