En medio de una reestructuración sin precedentes y la feroz competencia global, Intel enfrenta turbulencias tras la exigencia pública de renuncia de su CEO, Lip-Bu Tan, realizada por Donald Trump. Las acusaciones de conflictos de intereses y los ambiciosos recortes de costos sacuden el liderazgo del gigante tecnológico.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, irrumpió en la agenda empresarial internacional exigiendo la renuncia inmediata del malayo Lip-Bu Tan, miembro del Consejo de Administración que asumió como CEO de Intel en marzo de 2025.
Trump acusó a Tan -físico de la Universidad Nanyang, con estudios en la Universidad de San Francisco y en el MIT- de tener un «serio conflicto de intereses» debido a sus numerosos lazos con empresas tecnológicas chinas, afirmando en su red Truth Social que “el CEO de Intel está altamente conflictuado y debe renunciar de inmediato. No hay otra solución a este problema”.
La sorprendente presión presidencial llegó justo después de que el senador republicano Tom Cotton enviara una carta al consejo de Intel, manifestando su preocupación por “la seguridad e integridad de las operaciones de Intel” y señalando los vínculos de Tan con compañías chinas, algunas relacionadas con el Ejército Popular de Liberación de China.
El Pasado de Lip-Bu Tan: Inversiones y Polémicas
Lip-Bu Tan no es un desconocido en la industria tecnológica. Antes de tomar el timón de Intel, se destacó como CEO de Cadence Design Systems y fundó la firma de capital riesgo Walden International en San Francisco. A través de esta última, Tan invirtió más de U$S 200 millones entre 2012 y 2024 en empresas tecnológicas chinas, incluyendo al menos ocho con presuntos nexos militares, y participó en más de 600 compañías del sector en China y Hong Kong.
Durante su gestión en Cadence, la compañía admitió haber violado los controles de exportación estadounidenses al vender herramientas de diseño a una universidad china vinculada al ejército, lo que derivó en sanciones por más de U$S 140 millones. Tan defendió su trayectoria señalando que “siempre ha operado dentro de los más altos estándares legales y éticos”, y subrayó la existencia de “mucha desinformación sobre mis puestos anteriores”.
La Respuesta de Intel y el Camino a Seguir
En una carta dirigida a empleados, Lip-Bu Tan aseguró colaboración “con la administración Trump para abordar las preocupaciones planteadas y garantizar que los funcionarios dispongan de toda la información”. Asimismo, enfatizó: «Estados Unidos ha sido mi hogar por más de 40 años. Amo este país y estoy profundamente agradecido por las oportunidades que me ha brindado. También amo esta compañía».
La compañía respaldó públicamente a su CEO y defendió su “compromiso profundo con el avance de los intereses de seguridad nacional y económica de Estados Unidos”, resaltando las inversiones alineadas con la política de “Estados Unidos Primero” promovida por Trump.
Reestructuración y Desafíos de Mercado
En paralelo a la polémica, Intel enfrenta su mayor reestructuración en décadas, marcada por un recorte del 20% de su plantilla global—unos 21.000 empleados este año—y un plan de ajuste de costos de U$S 1.500 millones, con el objetivo de recuperar eficiencia y agilidad tras años de pérdida de cuota frente a rivales asiáticos como TSMC y Samsung. Las ventas de Intel en 2024 cayeron a U$S 53.100 millones, un abrupto descenso frente a los U$S 79.000 millones de 2021.
“La ejecución importará más que los anuncios”, reconoció Tan, subrayando el desafío de equilibrar recortes con la necesidad de innovación continua para competir en inteligencia artificial y fabricación avanzada.
Un Futuro Incierto para el Gigante de Silicon Valley
Aunque Wall Street inicialmente asumió el liderazgo de Tan y las medidas de reestructuración, la crisis de confianza alimentada por la presión política y el escrutinio público ha colocado a Intel en una encrucijada. La compañía debe demostrar que puede mantener sus altos estándares operativos y éticos, mientras enfrenta la desconfianza presidencial y la agresividad de los competidores internacionales.
Los próximos meses serán decisivos: “no será fácil” superar los retos, reconoce Lip-Bu Tan. El futuro de Intel, su relación con Washington y la recuperación de su rol protagónico en el campo de la inteligencia artificial y los semiconductores dependerán de la capacidad de su CEO y su equipo de navegar el delicado equilibrio entre la política, la seguridad nacional y la innovación tecnológica.