Nvidia y AMD aceptaron entregar el 15% de sus ingresos por ventas de chips de IA en China —H20 y MI308— como condición para obtener licencias de exportación de Washington. Analistas y expertos en seguridad advierten que el acuerdo es “inédito” y podría debilitar la posición de EE.UU. ante aliados.
Un acuerdo sin precedentes y una cifra clave
Según fuentes consultadas por la prensa, Nvidia y Advanced Micro Devices (AMD) acordaron ceder el 15% de los ingresos procedentes de las ventas en China de sus chips de IA (Nvidia H20 y AMD MI308) como condición para obtener las licencias de exportación que permiten retomar esas ventas. La información fue reportada por Financial Times y medios especializados.
La operación —presentada por la Casa Blanca como parte de una negociación comercial más amplia— incorpora ese recorte a la facturación como un pago para EE. UU. en contraprestación por la apertura del mercado. Fuentes anónimas consultadas por la prensa señalan que Nvidia “compartirá” el 15% de los ingresos del H20 en China y que AMD hará lo mismo con los ingresos del MI308.
Críticas desde la seguridad y el mercado
Jacob Feldgoise, investigador del Center for Security and Emerging Technology, advirtió que “este aparente quid pro quo no tiene precedentes desde la perspectiva del control de exportaciones; el acuerdo corre el riesgo de invalidar la justificación de seguridad nacional para los controles de exportación de EE. UU.” Y añadió: “Probablemente socavará la posición de EE. UU. al negociar con aliados para implementar controles complementarios”. La advertencia subraya el dilema entre intereses económicos y argumentos de seguridad nacional.
Los mercados reaccionaron de forma inmediata: las acciones de Nvidia registraron descensos (-1,5% en la preapertura en uno de los reportes) y las de AMD retrocedieron alrededor de 3% antes de la apertura de Wall Street, según reportes de prensa financiera.
¿Por qué Washington flexibilizó las restricciones?
El Departamento de Comercio empezó a emitir licencias para las exportaciones del H20 después de que el CEO de Nvidia, Jensen Huang, se reuniera con el presidente Donald Trump, según fuentes citadas por Reuters y otros medios; ese movimiento marcó el fin de una prohibición previa que impedía la venta del H20 en China.
La maniobra forma parte de una estrategia mayor de la administración: en otras ocasiones Washington ha mostrado disposición a relajar condiciones comerciales a cambio de grandes compromisos industriales (por ejemplo, la Administración vinculó exenciones arancelarias a promesas de inversión, como el compromiso de Apple de invertir U$S 600.000 millones en manufactura doméstica). Ese tipo de intercambio —alertan analistas— establece precedentes poco explorados en materia de controles de exportación.
Riesgos comerciales y políticos para las compañías
Beijing ha mostrado resistencia ante la idea de permitir despliegue libre del H20; cuentas afines a medios estatales criticaron la seguridad y eficiencia del chip, según reportes. En ese contexto, el impuesto o cesión del 15% podría tensar las relaciones comerciales y volver más compleja la lógica de precios y estrategia en China.
Para Nvidia y AMD, el acuerdo significa acceso a un mercado masivo, pero también un nuevo coste directo sobre la facturación en China y la posibilidad de controversias regulatorias o comerciales en el futuro. Analistas han señalado que, dependiendo de la magnitud de las ventas, la contribución al Tesoro estadounidense podría ser significativa —pero insuficiente para resolver las tensiones de fondo entre seguridad y competencia tecnológica.
El contexto político: aranceles y llamadas a dimisiones
En paralelo, el presidente Trump amenazó con imponer aranceles de aproximadamente 100% sobre chips importados, salvo excepciones para empresas que se comprometan a fabricar en EE. UU., y protagonizó un episodio político al exigir la renuncia del CEO de Intel, Lip-Bu Tan, al tildarlo de “highly conflicted” —expresión que los medios han traducido como “altamente conflictuado” en sus reportes—. Estas decisiones y declaraciones muestran hasta qué punto la política industrial y la seguridad nacional condicionan hoy la diplomacia económica con China.
Lectura final
El pacto del 15% plantea una pregunta central: ¿puede Washington conciliar rápidamente intereses fiscales y comerciales sin debilitar el argumento de seguridad que justificó las restricciones iniciales? Expertos en control de armas tecnológicas y exportaciones creen que la medida es arriesgada y sin precedentes; para las empresas, en cambio, es una vía para reconquistar un mercado estratégico. En el corto plazo, el foco estará en la ejecución de las licencias, la reacción de Beijing y el escrutinio internacional sobre si este tipo de “cesiones” se transforman en una nueva norma de negociación tecnológica.