La ofensiva de Washington para hacer cumplir los controles de exportación llegó a los pallets: autoridades estadounidenses instalaron dispositivos de geolocalización en envíos puntuales de servidores de Dell y Super Micro con aceleradores de Nvidia y AMD, a fin de desmontar redes de desvío hacia China. Mientras Pekín cuestiona la medida y siembra dudas sobre “backdoors”, las empresas niegan irregularidades y piden no ser asociadas a operaciones encubiertas.
La guerra por el hardware de inteligencia artificial sumó un capítulo inédito y altamente sensible. De acuerdo con reportes coincidentes, agencias de EE.UU. colocaron rastreadores de ubicación en remesas específicas de servidores y componentes “de alto riesgo” para detectar desvíos hacia destinos bajo restricciones, en particular China. La táctica —aplicada solo a cargas bajo investigación— busca probar rutas de contrabando y armar casos contra intermediarios que violan los controles de exportación.
Según fuentes del supply chain de servidores, los dispositivos se han encontrado ocultos en el embalaje e incluso dentro de los equipos, en envíos de Dell y Super Micro que integraban aceleradores de Nvidia y AMD. En algunos casos se detectaron rastreadores “del tamaño de un smartphone” y otros más discretos. El Departamento de Comercio (BIS) coordina estas acciones con Homeland Security Investigations y el FBI, que no comentaron públicamente.
Las empresas, por su parte, marcaron distancia. “No estamos al tanto de una iniciativa del Gobierno de EE.UU. para colocar rastreadores en nuestros envíos”, señaló Dell. “No instalamos dispositivos de seguimiento secretos en nuestros productos”, afirmó Nvidia. Super Micro evitó detallar “prácticas y políticas de seguridad”. AMD declinó responder.
El uso de balizas de seguimiento no es nuevo como herramienta de investigación en controles de exportación —hay precedentes documentados desde 1985—, pero su despliegue en la cadena de AI revela la centralidad estratégica de estos chips. Desde 2022, Washington restringe la venta a China de aceleradores de alto desempeño y otros insumos críticos; medidas similares rigen para Rusia. El objetivo declarado: limitar la modernización militar adversaria y evitar que semiconductores avanzados terminen alimentando capacidades prohibidas.
La reacción en China no se hizo esperar. El regulador del ciberespacio citó a Nvidia para exigir explicaciones sobre supuestos riesgos de “puertas traseras” y eventuales capacidades de geoposicionamiento o apagado remoto en el H20, el chip diseñado para cumplir con límites de exportación de EE.UU. Nvidia respondió que sus productos no contienen “backdoors”.
Más allá del cruce político, la economía gris alrededor de los aceleradores de IA es un negocio millonario. Documentos judiciales recientes en EE.UU. mencionan operaciones ilícitas por “decenas de millones de U$S” y describen prácticas de resellers chinos para desmontar o inspeccionar equipos en busca de rastreadores. En una comunicación citada por fiscales, un involucrado advierte a otro sobre servidores Quanta H200: “Presten atención para ver si hay un rastreador, hay que buscarlo con cuidado”.
Para el mercado, el impacto se mide en riesgo operativo y de cumplimiento. Los integradores y data centers que actúan dentro de la ley podrían enfrentar mayores tiempos de inspección, costos logísticos y auditorías adicionales. A la vez, los resellers que operan en jurisdicciones de tránsito (Sudeste Asiático, Medio Oriente) quedarán bajo una lupa más intensa, con la posibilidad de incautaciones, suspensiones de licencias y cargos penales si participan en desvíos.
En términos competitivos, esta escalada llega cuando el ecosistema de IA ya estaba tensionado por el acceso a hardware. La presión regulatoria sobre H20 y otros aceleradores “permitidos” para China convive con la estrategia de Pekín de sustituir importaciones y apuntalar proveedores locales. Para Nvidia y sus socios OEM, el mensaje de sus clientes chinos es contradictorio: aunque aún valoran el rendimiento de ciertos chips para inferencia, el riesgo regulatorio aumenta el costo de propiedad y complica la planificación de capex.
Qué mirar a partir de ahora (claves para empresas):
- Cumplimiento: reforzar KYC/KYB de clientes y end-use checks en rutas sensibles; documentar trazabilidad de partes y firmware.
- Contratos: cláusulas de re-exportación y auditoría más estrictas con distribuidores; pólizas de seguro actualizadas a riesgos de incautación.
- Operación: planes de contingencia logística ante inspecciones; pruebas de integridad de hardware que no interfieran con la cadena de custodia.
- Mercado: monitoreo de precios paralelos y descuentos que delaten desvíos; señales de demanda atípica en hubs de transbordo.
La conclusión es tan sencilla como inquietante: la aplicación extramuros de los controles ya no se juega solo en puertos y formularios; hoy viaja dentro de las cajas. Y, mientras Pekín denuncia un intento de “sofocar” su industria y Washington redobla mecanismos de vigilancia y prueba, los fabricantes y compradores globales deberán navegar un entorno donde cumplir vale tanto como computar.
Fuentes: Reuters, SiliconANGLE y documentos judiciales citados.