OpenAI tras GPT-5: Sam Altman apuesta a navegador, hardware y chips neuronales

El super emprendedor Sam Altman parece funcionar a la velocidad de la IA. No se conforma con OpenAI y su revolución mundial. En un encuentro con periodistas aseguró que puede y tiene la capacidad de salir a competir en muchos otros negocios más allá de la IA.

En una cena con periodistas en San Francisco, Sam Altman dibujó un OpenAI que ya no vive solo de los lanzamientos de modelos: hardware diseñado con Jony Ive, un navegador con ambiciones de competir con Chrome, fichajes ejecutivos como Fidji Simo y hasta la posibilidad de invertir en interfaces cerebro-máquina. “Una semana después” del estreno de GPT-5, la empresa lidia con críticas al modelo pero registra picos de demanda que obligan a repensar su futuro comercial.

Una cena que fue mucho más que un lanzamiento

La reunión —en un restaurante mediterráneo con platos de pescado a U$S 100 en la carta— empezó como un encuentro informal entre ejecutivos y una docena de periodistas. Según el relato, Sam Altman bromeó sobre el iPhone sin funda de un asistente: «Vamos a lanzar un dispositivo que va a ser tan hermoso. Si le pones una funda, te voy a perseguir personalmente». El comentario resumió la mezcla de ambición de producto y teatralidad que permeó la velada.

El foco de la conversación, sin embargo, no fue tanto GPT-5 como los planes de OpenAI más allá de los modelos. Altman confirmó que Fidji Simo, la próxima “CEO de aplicaciones” de la compañía, empezará «en unas semanas» y supervisará varias apps de consumo fuera de ChatGPT —entre ellas, un navegador con capacidades de IA pensado para competir con Chrome. «Si Chrome realmente se vende, deberíamos echarle un vistazo», dijo Altman, y añadió: «¿Realmente se va a vender? Yo asumía que no iba a pasar».

También salió a la mesa la posibilidad de apostar por interfaces cerebro-máquina: Altman confirmó interés por apoyar a Merge Labs para competir con Neuralink, matizando: «Aún no hemos cerrado ese acuerdo; me gustaría que lo hiciéramos».

GPT-5, reputación y cifras que no cierran la historia

El diagnóstico sobre GPT-5 fue ambivalente. Varios asistentes observaron que, a diferencia de GPT-4 (lanzado en 2023), GPT-5 «rinde más o menos al nivel» de los competidores de Google y Anthropic. Nick Turley, VP de ChatGPT, y Brad Lightcap, COO, acompañaron a Altman en el diálogo y defendieron ajustes en curso: Turley dijo que están desplegando una actualización para que las respuestas de GPT-5 sean «más cálidas, pero no aduladoras», y recordó que la empresa trabajó con expertos en salud mental para mitigar respuestas que pudieran reforzar conductas negativas.

Altman asumió errores tácticos en el manejo de modelos: «Honestamente pensé que la habíamos arruinado», dijo refiriéndose a la deprecación de GPT-4o sin alertar a los usuarios, y prometió transiciones más claras en el futuro. A pesar de las críticas, las cifras reflejan demanda masiva: según el relato, el tráfico de la API de OpenAI «se duplicó en 48 horas» tras el lanzamiento de GPT-5 y la compañía está «efectivamente sin GPUs» por la alta demanda.

En materia de usuarios y dependencia, Altman aseguró que «menos del 1%» de quienes usan ChatGPT mantienen relaciones poco saludables con el chatbot —lo que, aun siendo minoritario en porcentaje, podría equivaler a «decenas de millones» de personas dada la escala del servicio.

Qué implica para inversores y competidores

La lectura que dejó la cena es nítida para mercados y reguladores: OpenAI quiere transformarse en una plataforma diversificada que incluya hardware, navegadores, apps de consumo y asociaciones estratégicas —una hoja de ruta que recuerda en parte el conglomerado que es Alphabet. Eso explica, según los asistentes, por qué el foco en los lanzamientos de modelos empieza a diluirse frente a apuestas de escala y monetización.

Para ejecutivos y analistas, tres puntos a seguir: 1) la llegada de Fidji Simo y su capacidad para orquestar productos consumidores; 2) la concreción (o no) de inversiones en tecnologías como Merge Labs; y 3) cómo OpenAI gestiona la tensión entre innovación y expectativas tras un lanzamiento de alto perfil como GPT-5. Si la compañía confirma planes de expansión de capital —algo que varios presentes interpretaron como probable—, la salida a bolsa podría entrar en escena para financiar datacenters, robótica y otras apuestas de infraestructura.

En pocas palabras: la noche no vino a salvar a GPT-5, sino a presentar a una OpenAI que busca desprenderse de la etiqueta de “solo un modelo” y competir en negocios que van desde navegadores hasta chips neuronales. Como lo resumió el clima de la mesa: la compañía ya no se mide únicamente por la calidad de su último modelo, sino por su capacidad para convertirse en una plataforma completa. ¿Será suficiente para sostener la ambición? Eso quedará por verse en los próximos capítulos.

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