Antimonopolio: Google se puede quedar con Chrome pero deberá compartir datos

El juez del distrito de D.C., Amit Mehta, descartó la medida más ambiciosa del Departamento de Justicia: Google no tendrá que vender su navegador Chrome. Aun así, el fallo (230 páginas) obliga al gigante a entregar un “snapshot” de datos de búsqueda a competidores y prohíbe ciertos acuerdos exclusivos, aunque permite que Google siga pagando por posicionamiento y preinstalaciones.

Un remedio intermedio tras la condena por monopolio

En una extensa resolución de 230 páginas, Mehta sostuvo que, aunque la condición de predeterminación de Google en Chrome “contribuye sin duda al dominio” de la compañía, forzar la venta del navegador sería “un pobre encaje” y además «no habría nada ‘natural’ en una desinversión de Chrome».

Según el juez, una cesión de ese tipo sería “increíblemente desordenada y de alto riesgo” y podría traducirse en “degradación sustancial del producto y pérdida de bienestar del consumidor”.

El fallo no es, sin embargo, una absolución: Mehta confirmó su hallazgo previo —emitido hace más de un año— de que Google violó la Sherman Antitrust Act, y dictó remedios destinados a abrir la puerta a rivales en la búsqueda online.

Qué pide el tribunal —y qué rechazó

Lo más relevante del remedio elegido por Mehta:

  • Google puede conservar Chrome y continuar pagando a distribuidores por preinstalación o posicionamiento de su buscador y productos de IA.
  • El juez prohíbe a Google cerrar acuerdos de distribución exclusivos que efectivamente bloqueen a competidores.
  • Para compensar no haber forzado la venta, Mehta ordenó que competidores calificados puedan comprar, a costo marginal, un “snapshot” único de ciertos datos de búsqueda de Google para ayudarles a indexar y rastrear la web de forma más eficiente.
  • Google deberá además sindicar resultados de búsqueda a competidores, aunque el juez limitó el alcance: la obligación durará 5 años (el gobierno quería 10) y Google podrá fijar un precio por encima del costo marginal.

Mehta justificó no bloquear los pagos de Google a socios (como Apple o fabricantes de navegadores) por el potencial daño a estos fabricantes y porque, en su visión, la reciente entrada de capital en proyectos de IA genera un ambiente más competitivo que antes.

Reacciones encontradas: privacidad, política y competencia

Google reaccionó con cautela. Lee-Anne Mulholland, vicepresidenta de Asuntos Regulatorios de Google, afirmó: «“Tenemos preocupaciones sobre cómo estos requisitos impactarán a nuestros usuarios y su privacidad, y estamos revisando la decisión cuidadosamente”».

Por su parte, Gail Slater, jefa de antimonopolio del DOJ, celebró el fallo pero dejó la puerta abierta a nuevas acciones: “Hoy hemos conseguido un remedio para restaurar la competencia”, dijo, y advirtió que la agencia sigue evaluando si apelar para obtener más medidas.

Voces del sector criticaron el alcance del fallo. Gabriel Weinberg, CEO de DuckDuckGo, afirmó que la decisión “no será efectiva” porque “Google seguirá pudiendo usar su monopolio para frenar a competidores, incluso en búsqueda con IA”. Y la organización American Economic Liberties Project tildó el remedio de “cobardía”; su directora ejecutiva, Nidhi Hegde, sostuvo que “no se condena a alguien por robar un banco y luego se le obliga a escribir una nota de agradecimiento por el botín”.

Qué puede pasar ahora

Con los remedios dictados, Google puede apelar la determinación de que es un monopolio; el proceso de impugnación puede prolongarse años y llegar potencialmente a la Corte Suprema. En paralelo, la implementación práctica de las órdenes —transferencia de datos, precios, y exclusividades— requerirá reglas técnicas y supervisión judicial.

El juicio también dejó una cuenta abierta sobre la competencia en la era de la IA: el DOJ había argumentado que si Google domina hoy la búsqueda, podría trasladar ese control a productos de búsqueda basados en IA; Mehta trató de equilibrar riesgos de competencia con potenciales efectos prácticos y de privacidad.

Puntos a seguir

  1. Apelación de Google sobre la culpabilidad y el alcance de los remedios.
  2. Implementación técnica del “snapshot” de datos y la sindicación de resultados: ¿será realmente operativa y útil para competidores?
  3. Reacción regulatoria y legislativa: el fallo puede empujar a Congreso y reguladores a considerar pasos adicionales si consideran el remedio insuficiente.

Google sale del fallo sin perder su navegador ni su capacidad de pagar por distribución, pero con obligaciones nuevas destinadas a reducir las barreras para rivales.

El veredicto marca un punto medio en la gran contienda por la búsqueda en Internet; la verdadera prueba será comprobar si esas medidas efectivamente abren la cancha a la competencia en la próxima década.

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