El editor de Rolling Stone, Billboard y The Hollywood Reporter presentó una demanda antimonopolio en Washington D.C. alegando que los “AI Overviews” de Google reproducen su periodismo sin pagar y explican una caída de más de un tercio en ingresos por afiliados; la acción reclama frenar la práctica y busca daños no especificados.
Penske Media Corp. (PMC), la editorial detrás de marcas como Rolling Stone, The Hollywood Reporter, Billboard, Variety y Vibe, demandó a Google / Alphabet ante la corte federal del Distrito de Columbia a fines de la semana pasada, alegando que los resúmenes generados por inteligencia artificial que aparecen sobre los resultados de búsqueda —conocidos como AI Overviews— están “utilizando ilegalmente” su trabajo y, como consecuencia, merman el tráfico a sus sitios y sus ingresos digitales.
En el escrito, Penske aporta cifras que buscan cuantificar el impacto: aproximadamente el 20% de las búsquedas de Google que enlazan a alguno de sus dominios incluyen hoy un AI Overview, porcentaje que —según la demanda— ha aumentado. La editorial también afirma que sus ingresos por enlaces de afiliados para compras en línea han caído más de un tercio desde fines de 2024, una caída que atribuye directamente a la reducción del tráfico derivado por las respuestas generadas por IA.
Penske no se queda en la narrativa: argumenta que la práctica crea un círculo vicioso para los medios. Como sostiene la propia demanda, traducida al español, “la extracción y la disuasión del tráfico de usuarios hacia los sitios web de PMC y de otros editores, de esta manera, tendrá efectos profundamente dañinos en la calidad y la cantidad de la información accesible en Internet”.
La queja añade además que “con cada artículo que publica, PMC se ve forzada a proporcionar a Google más material de entrenamiento y referencia para sus sistemas [de IA], agregando combustible a un fuego que amenaza el negocio editorial de PMC”.
Google respondió por medio de su portavoz José Castañeda, cuya declaración en inglés fue traducida por Penske: “Con AI Overviews, la gente encuentra la búsqueda más útil y la utiliza más, creando nuevas oportunidades para que el contenido sea descubierto. Todos los días, Google envía miles de millones de clics a sitios en toda la web, y los AI Overviews envían tráfico a una mayor diversidad de sitios. Defenderemos estas reclamaciones sin fundamento.”
La demanda exige —entre otras medidas— una orden judicial permanente contra Google por las prácticas denunciadas y solicita daños monetarios no especificados. Trece cabeceras de Penske figuran como demandantes; la compañía también es accionista mayoritario de Vox Media, aunque Vox/NY Mag no integran la querella.
Un frente legal que crece en la prensa y en la industria
Penske es el primer gran grupo estadounidense en llevar a Google a los tribunales por los AI Overviews, pero no es un caso aislado. Otras acciones similares se tramitan en la misma corte: la empresa educativa Chegg y el periódico pequeño de Arkansas Helena World Chronicle presentaron demandas relacionadas. Además, medios de gran peso han perseguido otras compañías de IA: The Wall Street Journal y New York Post demandaron a Perplexity; The New York Times demandó a OpenAI y Microsoft.
Las batallas legales conviven con acuerdos comerciales: algunos actores tecnológicos ya pagan por contenidos o asociaciones —por ejemplo, News Corp con OpenAI, Amazon con The New York Times y una alianza entre Google y The Associated Press— una vía que ilustra alternativas a la confrontación judicial.
¿Qué está en juego para ejecutivos y anunciantes?
Para líderes de medios, marketing y plataformas, el caso plantea preguntas estratégicas y de negocio: ¿cómo medirá una empresa el valor de su contenido ante agentes de IA que lo sintetizan? ¿Cuál es el modelo de compensación correcto —licencias, pay-per-inference, reparto publicitario— y cómo afectará a cadenas de tráfico y atribución? Para anunciantes, la redistribución del inventario y los cambios en métricas de atribución pueden alterar decisiones de inversión.
La demanda de Penske podría forzar a Google a repensar productos clave (AI Overviews, AI Mode) o a acelerar modelos comerciales de compensación con editores. Si la acción prospera, el impacto sería sistémico: implicaría reconfigurar cómo los motores de búsqueda extraen, resumen y remuneran el contenido periodístico que alimenta los actuales sistemas de IA.