La compañía de Sam Altman se convierte en la startup más valiosa del mundo tras una venta secundaria de acciones por U$S 6.600 millones, en medio de negociaciones con Microsoft para transformarse en una empresa con fines de lucro.
OpenAI acaba de alcanzar un nuevo y monumental hito financiero. La compañía creadora de ChatGPT fue valuada en U$S 500.000 millones, superando la marca de SpaceX, de Elon Musk, y posicionándose como la startup más valiosa del planeta, de acuerdo con información publicada por Bloomberg.
La transacción, que permitió a empleados actuales y exempleados vender alrededor de 6.600 millones de dólares en acciones a inversores privados, fue liderada por firmas como Thrive Capital, SoftBank Group Corp., Dragoneer Investment Group, el fondo MGX de Abu Dabi y T. Rowe Price. Esta operación casi duplica la valoración previa de OpenAI, que en marzo había cerrado una ronda de financiación de U$S 300.000 millones encabezada por SoftBank.
Un portavoz de MGX confirmó que la empresa está “satisfecha de ser uno de los socios principales de OpenAI” y que continuará fortaleciendo su relación “como inversionista significativo en múltiples rondas de financiamiento”. Representantes de las otras compañías declinaron hacer comentarios.
De la filantropía al modelo de negocio
El ascenso meteórico de OpenAI ocurre mientras la compañía mantiene negociaciones con Microsoft —uno de sus mayores aliados estratégicos— para convertirse en una entidad empresarial for profit. Fundada en 2015 como organización sin fines de lucro “dedicada a desarrollar inteligencia digital que beneficie a la humanidad en su conjunto”, OpenAI planea ahora una reestructuración que permitirá al ente original mantener el control sobre una nueva Public Benefit Corporation.
La redefinición de su estructura legal coincide con un momento de inversión desenfrenada en infraestructura de IA. El auge ha generado lo que muchos llaman el “boom del cómputo inteligente”, impulsado por actores como Nvidia, Oracle y SK Hynix, en un mercado que requerirá billones de dólares para sostener el desarrollo global de centros de datos y modelos de IA generativa.
Rivalidades y desafíos
El logro de OpenAI también reaviva su histórica disputa con Elon Musk, cofundador original de la empresa, quien presentó una demanda a comienzos de 2025 con el objetivo de frenar la reestructuración corporativa. Musk sostiene que OpenAI “abandonó su propósito fundacional” al aceptar miles de millones de dólares en financiación de Microsoft desde 2019, un año después de que él dejara el directorio.
Mientras tanto, la competencia por el talento en inteligencia artificial es más feroz que nunca. Gigantes tecnológicos como Meta Platforms Inc. han ofrecido paquetes salariales de nueve cifras —en algunos casos superiores a U$S 200 millones— para captar investigadores del equipo de OpenAI, dentro de su nuevo grupo enfocado en “superinteligencia”.
Según analistas, esta venta secundaria podría servir como un instrumento para retener talento clave en la compañía, permitiendo a los empleados monetizar parte de su participación sin abandonar el proyecto.
Un podio tecnológico global
Con su nueva valoración, OpenAI encabeza el ranking de las empresas privadas más valiosas del mundo:
Empresa | Valuación (US$ miles de millones) | País |
---|---|---|
OpenAI | 500 | EE. UU. |
SpaceX | 400 | EE. UU. |
ByteDance | 220 | China |
Anthropic | 183 | EE. UU. |
Ant Group | 150 | China |
El crecimiento de OpenAI subraya el apetito inversor sin precedentes por la inteligencia artificial. Aunque la compañía aún no es rentable, su influencia en el sector es indiscutible: ha impulsado alianzas estratégicas, alimentado un boom de infraestructura tecnológica y redefinido la carrera global por el dominio de la IA.
En palabras del propio Sam Altman —quien ha insistido en equilibrar innovación con responsabilidad—, el verdadero reto de esta nueva era no es solo crear la tecnología más avanzada, sino asegurar que la inteligencia artificial “beneficie a toda la humanidad”.