Apple reasigna recursos del proyecto N100 para acelerar el desarrollo de unas smart glasses —N50 y una versión con pantalla— que priorizan la voz y la inteligencia artificial para competir con Meta. Si funciona, el iPhone podría ganar un accesorio masivo; si no, Apple corre el riesgo de repetir un lanzamiento premium que no escala.
Apple ha dado un giro estratégico: dejó en segundo plano la revisión profunda del casco Vision Pro (proyecto interno N100) para volcar ingenieros y recursos en el desarrollo de gafas inteligentes diseñadas para competir con los productos de Meta. El cambio refleja una lectura pragmática del mercado: el Vision Pro —lanzado a U$S 3.499 en 2024— no logró captar tracción de consumo masivo y la compañía busca ahora un formato más ligero, social y diario.
La nueva hoja de ruta incluye al menos dos familias de dispositivos. La primera, N50, funcionaría emparejada a un iPhone y no tendría pantalla propia; sería esencialmente un accesorio con altavoces, cámaras y controles por voz. La segunda integra una pantalla y está pensada para rivalizar con la reciente Ray-Ban Display de Meta. Según las fuentes citadas por Bloomberg, Apple pretende presentar el N50 tan pronto como el año próximo y lanzar las versiones al mercado en torno a 2027, mientras que la versión con pantalla, originalmente prevista para 2028, está acelerando su desarrollo.
El movimiento responde a varias limitaciones identificadas en Cupertino: el Vision Pro fue valorado por la crítica como una pieza tecnológica avanzada pero —en palabras internas— “sobreingenierizada”: demasiado pesada, costosa y con escasez de contenido y aplicaciones que justificaran la inversión de consumo. Apple ya reorientó parte del discurso comercial hacia clientes empresariales, pero la compañía mantiene la ambición de crear un dispositivo ubicuo y social que no aisle al usuario. En ese sentido, la histórica observación de Tim Cook resume la filosofía:
«Pocas personas van a considerar aceptable estar encerradas en algo, porque en el fondo todos somos gente social.» —Tim Cook.
La apuesta por las gafas está fuertemente ligada a la capa de inteligencia artificial y la interacción por voz. Apple reconoce que en los últimos tiempos ha sido lento en desplegar su plataforma de inteligencia (Apple Intelligence) y en actualizar Siri, su asistente de voz. No obstante, la compañía está trabajando para revertir esa tendencia: una versión reconstruida de Siri, con mejoras significativas, podría llegar en torno a marzo del año próximo y se perfila como pilar para la experiencia de las gafas —desde comandos y dictado hasta flujos de información contextuales en tiempo real—. Si Siri logra un salto cualitativo, la propuesta de valor de las gafas se fortalecería; si no, la experiencia dependerá demasiado del iPhone al que se emparejen.
El ecosistema competitivo se mantiene activo. Meta lleva ventaja histórica en wearables: lanzó las Ray-Ban Stories en 2021 y la Ray-Ban Meta en 2023, y recientemente presentó una versión con pantalla que muchos analistas ven como un referente para el mercado. Amazon, Google y hasta OpenAI (con fichajes de diseño como Jony Ive) están explorando hardware centrado en IA, por lo que Apple se inserta en una carrera donde diseño, software y modelos de lenguaje se mezclan.
Riesgos y oportunidades estratégicas
La jugada de Apple contiene oportunidades claras:
- Accesibilidad: unas gafas ligeras y con buen control por voz pueden convertirse en el accesorio masivo del iPhone, abriendo una enorme base instalada.
- Integración vertical: Apple puede explotar su control sobre hardware, sistema operativo y servicios para ofrecer experiencias pulidas que competidores fragmentados no igualen.
- Nuevos formatos de interacción: voz + IA podrían redefinir notificaciones, navegación y salud, además de habilitar casos de uso empresariales.
Pero también entraña riesgos significativos:
- Dependencia de Siri y la IA on-device: la experiencia será tan buena como la capacidad conversacional y de reasoning del asistente; retrasos o fallas aquí erosionan la propuesta.
- Costes y percepción: repetir la estrategia del Vision Pro (producto caro y de nicho) dañaría la percepción del mercado y la adopción.
- Batería y usabilidad: miniaturizar pantallas, cámaras y sensores sin sacrificar autonomía es un desafío técnico persistente.
Caja práctica para CMOs y líderes de producto (checklist)
- Monitorear integración iPhone–gafas: evaluar cómo cambiarán las rutas de interacción con clientes (instalación, emparejado, actualizaciones).
- Revisar estrategia de contenidos: planificar formato y frecuencia de contenidos optimizados para micro-interacciones por voz y pantalla ocular.
- Adaptar experiencias de marca: diseñar assets y creatividades específicas para audio y cámara, pensando en privacidad y consentimiento.
- Preparar pilotos B2B: identificar verticales (salud, manufactura, logística) donde las gafas aporten productividad medible.
- Políticas de privacidad y seguridad: auditar el flujo de datos (audio, video, sensores) y adelantarse a requisitos regulatorios locales.
Vale la pena ser claro, más allá de este nuevo paso al costado de Apple -algunos pueden llamarlo fracaso error-, la compañía no ha enterrado el Vision Pro; solo cambió de prioridad.
Si la compañía consigue una Siri capaz y unas gafas realmente ligeras y útiles, podría convertir el accesorio en ubiquidad. Si no, corre el riesgo de ver cómo Meta y otros consolidan la ventaja en una categoría que, según Tim Cook, aún tiene que demostrar que la humanidad preferirá llevar.