Taylor Swift y Google: fans acusan uso de IA en los videos secretos del “scavenger hunt”

La campaña para el duodécimo álbum de Taylor Swift mezcló búsqueda física y web —“12 ciudades, 12 puertas, 1 video”—, pero algunos seguidores aseguran que los 12 clips parecen generados por IA. La duda abre un debate sobre creatividad, autenticidad y responsabilidad corporativa.

Qué pasó

Para el lanzamiento de su duodécimo álbum, The Life of a Showgirl, Taylor Swift diseñó un rompecabezas viral que comenzaba con una búsqueda en Google por su nombre y el enigmático mensaje: “12 cities, 12 doors, 1 video to unlock.”

Los participantes debían localizar físicamente las puertas, escanear códigos QR que revelaban 12 videos con pistas, y luego, cuando una búsqueda correcta mostraba una puerta naranja, hacerle “knock” colectivamente hasta llegar a 12 millones de clics para desbloquear el video final: el lyric video de “The Fate of Ophelia”, disponible en exclusiva en YouTube.

Mientras parte del fandom celebraba la experiencia, un grupo significativo de “Swifties” comenzó a inspeccionar los clips con ojo forense y a cuestionar su origen, señalando que varios fragmentos parecían sintéticos o “generados por ordenador”. Sin embargo, no hay confirmación pública de que Google o el equipo de Swift hayan empleado modelos de IA para crear los materiales, y Google no respondió a las solicitudes de comentarios.

El texto oficial de la campaña y el formato —una mezcla de búsqueda online, prueba física y токe masivo— funcionaron como un gran evento de activación de marca; el problema surgió cuando la estética de los clips encendió alarmas sobre autenticidad.

Por qué importa para marcas y ejecutivos

La sospecha de uso de IA en una campaña de alto perfil evidencia tres riesgos concretos:

  1. Reputación y confianza: si la audiencia percibe engaño o falta de transparencia, la respuesta puede ser negativa, incluso cuando la intención sea artística.
  2. Regulación y derechos: la creación audiovisual asistida por IA entra en zonas grises legales —entrenamiento de modelos con obras protegidas, atribución y consentimiento— que pronto serán foco regulatorio.
  3. Control narrativo: la viralidad puede virar de promoción a polémica en horas; las marcas necesitan protocolos para responder con rapidez.

Taylor Swift ya se había pronunciado sobre riesgos de la IA en el pasado: «Recientemente me enteré de que se publicó en su sitio una imagen generada por IA de ‘mí’ que respaldaba falsamente la candidatura presidencial de Donald Trump. Realmente evocó mis temores sobre la IA y los peligros de la difusión de desinformación. Me llevó a la conclusión de que debo ser muy transparente sobre mis planes reales para esta elección como votante.»Taylor Swift. Esa declaración previa añade contexto a por qué sus fans reaccionan con sensibilidad ante cualquier rastro de IA asociado a su imagen.

Qué deben hacer las empresas

  • Comunicar la técnica: cuando una campaña pueda implicar IA, explicarlo con antelación evita especulaciones.
  • Auditoría creativa: documentar procesos de creación y origen de activos para responder auditorías públicas.
  • Plan de respuesta: tener guiones de comunicación para rumores de deepfakes o uso no autorizado de la imagen de terceros.

Aunque es plausible que Google pudiera mostrar sus capacidades de IA (el texto menciona que la ocasión sería idónea para exhibir modelos como Veo 3), lo esencial para marcas y ejecutivos es la lección práctica: en la era de lo hiperreal, la transparencia no es solo ética; es estrategia. Para Swift, Google y YouTube, el reto será demostrar que la sorpresa y la magia del marketing no se pagan a costa de la confianza del público.

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