Meta ficha a Andrew Tulloch: nueva provocación en la guerra por el talento de la IA

Andrew Tulloch deja Thinking Machines y regresa a Meta, en una jugada que refuerza la ofensiva de Mark Zuckerberg por investigadores. La movida alimenta la competencia por talento entre gigantes y startups que buscan liderar la próxima generación de modelos.

Meta Platforms sumó otra cara conocida de la comunidad de inteligencia artificial: Andrew Tulloch, cofundador e investigador de Thinking Machines Lab, confirmó su salida de la startup para unirse a Meta. Tulloch, figura relevante en investigación, ya había pasado 11 años en Meta antes de una etapa en OpenAI en 2023 y la cofundación de Thinking Machines junto a Mira Murati a comienzos de 2025.

La partida ocurre en pleno pulso por talento de alto impacto. Thinking Machines, que levantó U$S 2.000 millones y lanzó su primer producto, Tinker —un API para fine-tuning de LLMs—, reconoció que Tulloch “decidió seguir un camino distinto por razones personales”, en palabras de una vocera de la firma. La misma portavoz añadió que sus contribuciones “han sido fundacionales” para llevar a la compañía a donde está hoy.

El movimiento reafirma la estrategia de reclutamiento intensivo que lidera el propio Mark Zuckerberg, quien en los últimos meses ha estado contactando directamente a investigadores, invitándolos a cenas y ofreciendo paquetes que, en casos mediáticos, alcanzaron cifras extraordinarias. Un informe del Wall Street Journal aseguró que Tulloch rechazó una oferta de Meta que “podía valer hasta U$S 1.500 millones” con bonos máximos y rendimiento excepcional de acciones; Meta calificó esa descripción como “inexacta y ridícula”. Los detalles del paquete aceptado por Tulloch no han sido revelados públicamente.

La llegada de Tulloch se suma a un oleaje de contrataciones: Meta ha incorporado a más de 50 investigadores y personal procedente de OpenAI, DeepMind, Anthropic y xAI, y ha reorganizado sus equipos bajo la recién creada división Superintelligence Labs. Además, la compañía anunció planes de inversión masiva en infraestructura —hasta U$S 72.000 millones en capex este año— para ampliar data centers y capacidades de entrenamiento de modelos.

Gregorio del mercado, este patrón de movimientos tiene dos lecturas para ejecutivos y directores tecnológicos. La primera es competitiva: la oferta de talento en IA se concentra cada vez más en un núcleo de grandes empresas con recursos para ofrecer paquetes y proyectos que atraigan a investigadores de primer nivel. La segunda es estratégica: más allá de remuneraciones, lo que atrae a estos investigadores son mandatos técnicos ambiciosos —“construir la próxima generación de modelos”, acceso a datos y computo a escala, y autonomía para definir investigación—, y Meta parece estar ofreciendo ese paquete.

Desde el lado de Thinking Machines, la empresa aseguró su compromiso con seguir avanzando: su vocera señaló que están “agradecidos por lo que ayudó a construir” y “comprometidos a terminar lo que empezaron juntos”. La salida de un cofundador es siempre un test crítico de capacidad de ejecución para una startup, y la forma en que Thinking Machines retenga talento y acelere la adopción de Tinker será observada de cerca.

Para Meta, la incorporación refuerza su ambición declarada de competir en la frontera de la IA y de avanzar hacia lo que internamente llaman superinteligencia. Para la industria, sirve como recordatorio práctico: la guerra por talento determina la velocidad de innovación. Y para las startups, la lección es clara —tener una propuesta técnica y cultural que retenga a sus líderes puede ser tan estratégico como asegurar financiamiento.

En los próximos meses habrá que ver dos cosas: en qué equipo de Meta queda Tulloch y cómo Thinking Machines responde internamente. Ambas respuestas dirán mucho sobre hacia dónde sopla el viento en la lucha por la supremacía de la IA.

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