Meta trasladará sus sistemas de ranking y recomendación a la plataforma Neoverse de Arm. La asociación busca escalar inteligencia artificial a los más de 3.000 millones de usuarios de la compañía con un foco claro en eficiencia por vatio.
Meta y Arm anunciaron una asociación plurianual para trasladar los sistemas de ranking y recomendación de la red social a la plataforma Neoverse de Arm, optimizada recientemente para cargas de trabajo de IA en la nube. El movimiento forma parte de una estrategia más amplia de Meta para aumentar su capacidad de cómputo y responder a la demanda explosiva de servicios impulsados por inteligencia artificial.
La escala del desafío es concreta: Meta dice que sus apps y tecnologías llegan a más de 3.000 millones de personas. Santosh Janardhan, responsable de infraestructura de Meta, resumió el propósito en una declaración que la compañía difundió:
«La IA está transformando cómo la gente se conecta y crea. Asociarnos con Arm nos permite escalar eficientemente esa innovación para las más de 3.000 millones de personas que usan las apps y tecnologías de Meta.» —Santosh Janardhan, Meta.
Desde el lado de Arm, el CEO Rene Haas defendió la ventaja competitiva de su compañía en despliegues de baja potencia:
«La próxima era de la IA se definirá por entregar eficiencia a escala. Asociándonos con Meta, unimos el liderazgo de Arm en rendimiento por vatio con la innovación en IA de Meta.» —Rene Haas, Arm.
¿Por qué importa la eficiencia por vatio?
Arm es históricamente conocida por su arquitectura de CPU para móviles; sus ofertas GPU han quedado en segundo plano frente a gigantes como Nvidia. Pero la proposición de Arm hoy es distinta: eficiencia energética a gran escala. Para Meta —que está construyendo enormes centros de datos— optimizar el consumo por unidad de trabajo es tan crítico como alcanzar potencia bruta.
Meta está desplegando proyectos de infraestructura con dimensiones industriales. El proyecto interno Prometheus apunta a entrar en operación con múltiples gigavatios de potencia en 2027, y ya hay obras en marcha en New Albany, Ohio, incluidas instalaciones de suministro directo de energía, como una planta de gas natural de 200 megavatios para cubrir demanda puntual.
Paralelamente, Meta desarrolla un campus de data centers llamado Hyperion, sobre 2.250 acres en el noroeste de Louisiana, pensado para entregar 5 gigavatios de capacidad computacional cuando esté completo; la construcción se extendería hasta 2030, con tramos operativos antes de esa fecha.
Asociación, pero sin intercambio accionario
A diferencia de otros acuerdos recientes en el ecosistema IA, la alianza Meta–Arm no implica intercambios de acciones ni inversiones físicas directas entre las empresas. Eso la diferencia claramente de movimientos como la inversión de Nvidia —que anunció un compromiso de inversión por U$S100.000 millones en OpenAI— o del acuerdo de AMD para suministrar 6 gigavatios a OpenAI, que incluyó opciones sobre acciones equivalentes a hasta 10% del capital de AMD en ciertas condiciones.
Esa diversidad de enfoques refleja estrategias distintas: mientras Nvidia y AMD han combinado capital y suministro para anclar demanda, Meta privilegia una colaboración tecnológica para optimizar su propia pila de infraestructuras sin ceder participación accionaria.
Implicancias para la industria y los decisores
- Costos operativos: para empresas con despliegues masivos, ahorrar por vatio puede transformar la economía del negocio de IA tanto como ganar rendimiento bruto.
- Competencia de arquitecturas: Arm quiere posicionarse como alternativa viable en entornos de nube y data center, frente a la hegemonía actual de proveedores GPU tradicionales.
- Efecto en el mercado de proveedores: acuerdos como el de Meta pueden empujar a otros grandes (hyperscalers y proveedores de chips) a diversificar arquitecturas y buscar soluciones más eficientes.
- Plazos críticos: la puesta en marcha de Prometheus en 2027 y el ambicioso objetivo de 5 GW en Hyperion (hacia 2030) marcan hitos a vigilar en la capacidad real que la industria podrá desplegar.
La alianza Meta–Arm exhibe una lectura madura del problema: en la próxima década, la capacidad de escalar IA no será solo una cuestión de potencia bruta, sino de obtenerla con sentido económico y energético. Para Meta, eso pasa por unir software de recomendación a silicio diseñado para rendir mucho por cada vatio consumido —y por Arm, la oportunidad de demostrar que su arquitectura puede competir en la era de la IA masiva.