Un sondeo en 25 países muestra que más personas están preocupadas que ilusionadas por la creciente presencia de la IA en la vida diaria. La confianza para regularla recae primero en las autoridades propias y en la UE, no en Estados Unidos ni en China.
A medida que la inteligencia artificial se vuelve omnipresente, la percepción pública no es uniforme ni entusiasta: un estudio de Pew Research Center realizado en la primavera de 2025 en 25 países concluye que, en términos globales, la gente está más preocupada que emocionada por la expansión de la IA en la vida cotidiana.
Lo esencial en números
- Un 34% de los adultos encuestados dice haber oído o leído mucho sobre IA; 47% ha oído algo y 14% nada.
- En cuanto a actitudes, una mediana de 34% se declara más preocupado que emocionado por la mayor presencia de la IA; 42% se siente igualmente preocupado y emocionado; y solo 16% está más emocionado.
- En términos de confianza para regular la tecnología, la UE lidera: una mediana del 53% confía en la Unión Europea para regular la IA, frente a 37% que confía en Estados Unidos y 27% que confía en China.
Dónde crece la inquietud (y dónde no)
Las preocupaciones son especialmente intensas en países como Estados Unidos, Italia, Australia, Brasil y Grecia, donde alrededor de la mitad de los adultos reportan estar más preocupados que entusiasmados. En contraste, en Corea del Sur apenas 16% se dice principalmente preocupado.
Confianza nacional: ¿a quién le dejamos regular la IA?
La mayoría de los encuestados confía en su propio país para regular la IA, con diferencias notables por nación: 89% en India, 74% en Indonesia y 72% en Israel confían en sus gobiernos. En el extremo opuesto, solo 22% de los griegos confía en su país para regular la IA. En Estados Unidos la opinión está dividida: 44% confía en su país y 47% no.
La confianza también se alinea con la opinión política: en EE.UU., 54% de republicanos y simpatizantes republicanos confía en la capacidad del país para regular la IA, frente a 36% entre demócratas y simpatizantes demócratas.
La UE, la mejor valorada para la regulación
Globalmente, la UE aparece como la entidad con mayor respaldo para encargarse de la regulación. Entre los nueve países miembros encuestados, la mediana de confianza hacia la UE es 54%, aunque varía internamente: Alemania y Países Bajos muestran la mayor confianza, mientras Francia, Grecia, Italia y Polonia presentan niveles más bajos.
Brechas demográficas: edad, educación, género y uso de Internet
El sondeo también evidencia diferencias claras por grupos:
- Edad: los jóvenes son más conscientes y más optimistas. Por ejemplo, en Grecia el 68% de los menores de 35 años ha oído mucho sobre IA, frente a 20% de los mayores de 50; en Israel, 46% de los menores de 35 está más emocionado que preocupado, contra 15% en la franja de 50+.
- Género: en más de la mitad de los países encuestados, los hombres tienden a haber oído más sobre IA; en muchos lugares, las mujeres muestran más preocupación.
- Educación: a mayor nivel educativo, mayor conciencia y tensión hacia la IA, aunque también más predisposición a verla con interés.
- Uso de Internet: quienes usan Internet “casi constantemente” son más propensos a estar emocionados por la IA y, en todos los países, estos usuarios intensivos son los que más han oído “mucho” sobre la tecnología.
¿Qué implican estos resultados para empresas y reguladores?
- Comunicación clara: la preocupación pública exige mensajes transparentes sobre riesgos, beneficios y salvaguardas.
- Política local y regional: la preferencia por reguladores nacionales y la UE sugiere que los marcos regulatorios locales y regionales serán políticamente más viables que enfoques liderados por EE. UU. o China.
- Segmentación por demografía: las estrategias públicas y comerciales deben atender divergencias generacionales y de hábito digital; los jóvenes y usuarios intensivos pueden ser los primeros adoptantes, pero no representan el consenso social.
- Diálogo público: legisladores y empresas deberían priorizar consultas amplias para construir confianza, además de reforzar educación digital que reduzca el desconocimiento.
El estudio de Pew revela una tensión clara: la alfabetización y la familiaridad con la IA crecen, pero no se traducen en una aceptación mayoritaria sin reservas. En la práctica, la adopción responsable de la IA exigirá tanto marcos regulatorios creíbles —con la UE a la cabeza de la confianza internacional— como campañas que reduzcan el desconocimiento y los temores. Para gobiernos y empresas, el reto no es solo innovar, sino hacerlo con legitimidad social.