Tras generar sin consentimiento la voz y la imagen de Bryan Cranston, OpenAI mejoró los controles y acordó un protocolo de “opt-in” con SAG-AFTRA y agencias. La compañía y los representantes de los artistas respaldan además el proyecto de ley federal NO FAKES Act.
Un pequeño error en una versión de lanzamiento de Sora 2 desató una rápida reacción en la industria del entretenimiento: algunos clips generados por la herramienta —disponible inicialmente en un lanzamiento solo por invitación hace dos semanas— reprodujeron la voz y la imagen del actor Bryan Cranston sin su consentimiento ni compensación.
El hecho fue denunciado por Cranston ante SAG-AFTRA y puso en marcha una colaboración entre el sindicato, OpenAI y las principales agencias de talentos: United Talent Agency (UTA), Creative Artists Agency (CAA) y la Association of Talent Agents.
OpenAI reconoció que, aunque su política exigía desde el inicio el opt-in para el uso de la voz y la imagen de individuos, en algunos casos la generación no respetó los controles previstos. La empresa expresó “arrepentimiento” por esas reproducciones involuntarias y anunció que fortaleció las barreras (guardrails) para evitar replicaciones no consentidas de voces y semejanzas. Además, se comprometió a “responder de forma expedita” a cualquier reclamo relacionado.
Bryan Cranston valoró el resultado. En sus palabras traducidas al español:
«Me preocupó profundamente no solo por mí, sino por todos los intérpretes cuya obra e identidad pueden ser mal utilizadas de esta manera. Agradezco a OpenAI por su política y por mejorar sus salvaguardas, y espero que ellos y todas las compañías implicadas respeten nuestro derecho personal y profesional a gestionar la réplica de nuestra voz y apariencia.» — Bryan Cranston.
SAG-AFTRA y su presidente, Sean Astin, destacaron la importancia de protocolos robustos. Astin dijo:
«Bryan Cranston es uno de incontables intérpretes cuya voz y semejanza corren el riesgo de una apropiación masiva por tecnologías de réplica. … Estoy contento de que OpenAI se haya comprometido a usar un protocolo de opt-in, donde todos los artistas puedan elegir si desean participar.» — Sean Astin.
El acuerdo público entre las partes subraya una posición compartida a favor del NO FAKES Act, la iniciativa de ley federal pendiente que busca establecer un estándar nacional para proteger a los intérpretes y al público contra la replicación digital no autorizada. El comunicado conjunto afirma que consentimiento y compensación deben ser “la base de un ecosistema creativo sostenible y ético” entre entretenimiento y tecnología.
Desde OpenAI, el CEO Sam Altman reafirmó el compromiso de la compañía con los derechos de los artistas. En sus palabras traducidas:
«OpenAI está profundamente comprometida a proteger a los intérpretes contra la apropiación de su voz y parecer. Fuimos un apoyo temprano del NO FAKES Act cuando se introdujo el año pasado, y siempre defenderemos los derechos de los intérpretes.» — Sam Altman.
¿Qué implica esto para productoras, plataformas y desarrolladores de IA? El caso es una llamada de atención operativa y legal: la tecnología generativa ya puede reproducir rasgos identificables de personas reales con alta fidelidad, y los proveedores que no implementen controles de consentimiento, verificación y procesos de compensación se arriesgan a conflictos reputacionales y regulatorios. Para las agencias y sindicatos, el resultado refuerza la exigencia de marcos legales claros —como el NO FAKES Act— que establezcan normas uniformes en todo el país.
En síntesis, el incidente con Cranston no solo provocó una corrección técnica en Sora 2, sino que aceleró la coordinación entre un gran laboratorio de IA, actores clave de Hollywood y representantes profesionales para definir cómo debe funcionar la replicación de voces y semejanzas: con permiso, transparencia y, cuando corresponda, compensación.
