Microsoft acaba de dar un golpe de efecto en la carrera mundial por la inteligencia artificial: la multinacional firmó un acuerdo de cinco años con la australiana IREN por aproximadamente U$S 9.700 millones para acceder a infraestructura de nube especializada en cargas de trabajo de IA.
Con esta jugada estratégica, Microsoft garantiza acceso prioritario a los aceleradores de Nvidia , instalados con arquitectura GB300 en Texas, y consolida su posición frente a otros gigantes que enfrentan cuellos de botella en la provisión global de cómputo para IA.
El compromiso se pagará con un 20% de adelanto y prevé un volumen anualizado de U$S 1.940 millones en ingresos para IREN una vez que la infraestructura esté completamente desplegada. En paralelo, IREN comprará los GPUs y equipamiento necesario a Dell Technologies por U$S 5.800 millones, subrayando el surgimiento de los “neoclouds”: operadores de data centers hiper-especializados en IA, que empezaron en minería de Bitcoin y ahora demandan valoraciones multi-billonarias en bolsa por su nuevo rol estratégico.
Daniel Roberts, CEO de IREN, explicó: “Siempre hemos visto a los grandes hyperscalers como socios naturales. El ritmo de las negociaciones se aceleró por el crecimiento de la demanda de cómputo y nuestras capacidades en IA.” Este contrato, que solo utiliza el 10% de la capacidad total de IREN, deja margen para nuevos acuerdos con otras tecnológicas como Meta y OpenAI, consolidando a la empresa australiana entre las estrellas del boom bursátil de 2025.
El acuerdo llega en un contexto donde Microsoft, pese a las inversiones récord, continúa alertando sobre la escasez de capacidad en la nube para plataformas como Azure y la creciente presión para escalar su oferta de servicios de IA.
El propio Satya Nadella, CEO de Microsoft, destacó recientemente la urgencia de asegurar recursos para mantener el ritmo frente a la demanda de clientes empresariales y aliados como OpenAI.
La implantación de los nuevos sistemas GB300 de Nvidia en Texas ya comenzó y se prevé que ofrezca hasta 750 megavatios de capacidad, en complemento a los 2 GW ya operativos de IREN en Sweetwater, Texas. Roberts anticipó “fuerte interés de cualquier empresa que busque IA a escala masiva”.
Así, Microsoft da una señal potente de liderazgo y visión a largo plazo, mientras las big tech mundiales libran una silenciosa guerra por asegurar la infraestructura crítica que definirá el futuro de la inteligencia artificial.

