Amazon exige mayor transparencia a Perplexity y expulsa su asistente de compras IA, Comet, de la tienda. El choque marca un precedente sobre cómo deben operar los agentes inteligentes en la economía digital.
El pulso por el control del comercio electrónico vive un nuevo asalto. Amazon, el gigante estadounidense, notificó legalmente a Perplexity para que retire su agente de compras IA, Comet, por incumplir el requisito de identificarse como asistente y violar los términos de servicio.
“Recibimos una amenaza legal agresiva de Amazon,” lamentó Perplexity en un comunicado; la startup sostiene que su agente simplemente opera por instrucción directa de usuarios humanos y que debería tener los mismos permisos que estos para navegar y comprar productos.
Amazon respondió que otros agentes sí se identifican, citando prácticas habituales en aplicaciones de delivery o agencias de viajes, y recordó que “terceros deben actuar abiertamente y respetar la decisión de los sitios sobre su participación.”
Este conflicto deja claro que la transparencia será clave en el futuro de los asistentes automatizados y que cualquier bot que desee operar en Amazon deberá presentarse explícitamente como tal; de lo contrario, la compañía podría bloquearlo, igual que hizo con Comet.
La disputa no es aislada: meses atrás, Cloudflare acusó a Perplexity de acceder a sitios web bloqueados para bots, avivando el debate sobre los límites de la automatización. Mientras algunos usuarios defendieron a Perplexity alegando que actuaba como un navegador humano, otros cuestionaron sus métodos de ocultar identidad ante restricciones.
La controversia se profundiza porque el mundo digital se prepara para una ola de asistentes IA capaces de gestionar compras, reservas y decisiones clave para los consumidores. Amazon, con su propio bot Rufus, quiere transmitir que los sitios tienen derecho a elegir cómo interactuar con estas tecnologías. “Es sencillo: la integración debe ser abierta y respetuosa con las reglas de cada negocio,” remarca la empresa.
El desenlace de este caso sentará las bases para definir quién y cómo podrá acceder y operar en la nueva era de agentes digitales autónomos, con implicaciones directas para la competencia, la publicidad y la experiencia de los usuarios en el comercio digital global.

