La enorme inversión de Oracle de U$S 300.000 millones en OpenAI está generando más preguntas que respuestas, ya que la compañía ha visto caer su valor de mercado en U$S 315.000 millones desde el anuncio. Este desarrollo plantea serias dudas sobre si la economía circular de la IA puede ofrecer verdaderas recompensas o si, por el contrario, Oracle está enfrentando la «maldición de OpenAI».
Desde el momento en que Oracle decidió asociarse con OpenAI, sus acciones se han desplomado, un golpe no solo al prestigio de la empresa, sino a la confianza de sus inversores.
Un hecho notable es que, a pesar de las pérdidas significativas de Oracle, otras empresas del sector, como Microsoft y el Nasdaq Composite, han mantenido una estabilidad relativa en sus valores de mercado. Esto indica que la caída de U$S 60.000 millones en la capitalización bursátil de Oracle no puede explicarse únicamente por factores generales del mercado.
La inquietud en torno a la estrategia de Oracle parece centrarse en su apuesta por crear una granja de datos apoyada por deuda. Según informes recientes, Oracle se ha convertido en el principal socio de OpenAI en el mercado público estadounidense, un rol que, aunque podría tener recompensas a largo plazo, ya viene con sus propios riesgos.
Entre las promesas de Oracle se encuentra la capacidad de escalar los servicios de computación en la nube más rápidamente y con un menor costo inicial, lo que podría ser crucial para el desarrollo de la Inteligencia Artificial General (IAG) que persigue OpenAI.
Sin embargo, la estrategia de Oracle también revela vulnerabilidades. La compañía está invirtiendo todos sus recursos para respaldar a un único cliente, OpenAI, lo que, en el corto plazo, compromete su salud financiera. En una reciente presentación en Las Vegas, Oracle expresó poder alcanzar ingresos de U$S 166.000 millones en computación en la nube para 2030, con el objetivo de que la mayor parte de estos ingresos provengan de OpenAI.
A pesar de estas metas ambiciosas, la situación financiera actual de Oracle es preocupante. Su deuda neta ya representa 2,5 veces su EBITDA, y se espera que esta cifra se duplique nuevamente para 2030. Lo alarmante es que se pronostica un flujo de caja negativo durante cinco años consecutivos, lo que plantea serias dudas sobre la sostenibilidad de su modelo de negocio.
El análisis de riesgos también sugiere que la liquidez y la cobertura de la deuda son temas del día. Con una prima de CDS de poco más de 100 puntos básicos, la perspectiva no parece muy prometedora. Además, la reciente venta de bonos por valor de U$S 18.000 millones refuerza la incertidumbre en torno a la estabilidad financiera de Oracle.
No obstante, la pregunta sigue siendo si el acuerdo con OpenAI todavía tiene valor. Hace meses, cualquier acuerdo con OpenAI impulsaba el precio de las acciones, pero ahora, la situación parece haber cambiado. Otras empresas, como Broadcom y Amazon, también han aparecido en la lista de rezagados tras el anuncio del acuerdo, mientras Nvidia ha mantenido su posición sin grandes oscilaciones.
En resumen, la asociación entre Oracle y OpenAI se encuentra en un punto crítico. Si bien el potencial de la IA es innegable, el camino hacia la monetización está lleno de desafíos y riesgos significativos. Solo el tiempo dirá si Oracle podrá convertir esta arriesgada jugada en un éxito sostenido, o si se verá atrapada en los efectos adversos de un acuerdo que, por ahora, parece más una carga que una bendición.

