OpenAI bajo presión: Google y Anthropic achican la brecha en la carrera de la IA

La empresa fundada por Sam Altman enfrenta el mayor desafío a su liderazgo desde el lanzamiento de ChatGPT, mientras Google y Anthropic aceleran con modelos más potentes y estrategias más sólidas. La competencia se intensifica justo cuando OpenAI necesita monetizar a gran escala para sostener un plan de inversión sin precedentes.

OpenAI, valorada en U$S 500.000 millones, atraviesa su momento más delicado desde la irrupción de ChatGPT hace tres años. La compañía se enfrenta simultáneamente al aumento vertiginoso de los costos de centros de datos, la necesidad de sostener el liderazgo tecnológico y una fuga constante de talento clave. Pero, sobre todo, enfrenta un escenario donde sus rivales ya no parecen tan lejos.

El punto de quiebre llegó con Gemini 3, el nuevo modelo de Google, que según analistas del sector logró superar a GPT-5 en varios benchmarks y “saltear” avances que OpenAI no consiguió en los últimos meses. El cofundador y director científico de Hugging Face, Thomas Wolf, lo sintetizó sin rodeos: “Es una diferencia muy marcada respecto al mundo que teníamos hace dos años, donde OpenAI lideraba a todos. Es un mundo nuevo”.

Google vuelve al primer plano

Hace un año, gran parte de Wall Street dudaba del futuro de Google en IA. Sin embargo, la compañía dio un giro contundente: entre mayo y agosto presentó actualizaciones sólidas, aprovechó el éxito viral de su herramienta Nano Banana de edición fotográfica y llevó los usuarios mensuales de la app de Gemini de 400 a 650 millones.

Ese envión se reflejó en las acciones de Alphabet, cuya valuación se acerca por primera vez a los U$S 4 billones. El director de tecnología de DeepMind, Koray Kavukcuoglu, atribuyó este salto a la estrategia integrada de la compañía: “Pudimos mejorar nuestro rendimiento de manera significativa entrenando nuestros modelos con chips propios. Creo que tenemos un enfoque único”. Gracias a sus TPU personalizadas, Google entrenó Gemini 3 sin depender de los costosos chips de Nvidia, un diferencial cada vez más relevante en la industria.

Incluso voces más críticas con Google en el pasado cambiaron su tono. Michael Nathanson, de MoffettNathanson, afirmó que la empresa “por fin encontró su rumbo de producto” y advirtió: “La presión se trasladó a Sam Altman y su capacidad para monetizar y mantener todo en equilibrio”.

Uno de los reconocimientos más resonantes llegó de Marc Benioff, CEO de Salesforce, quien escribió en X: “Carajo. Usé ChatGPT todos los días por 3 años. Pasé dos horas con Gemini 3. No vuelvo atrás. El salto es insano… Siento que el mundo acaba de cambiar, otra vez”.

OpenAI reconoce la tensión, pero defiende su liderazgo

Puertas afuera, OpenAI busca mantener postura positiva. Su director de investigación, Mark Chen, sostuvo: “Siempre nos entusiasma ver progreso en el campo —la competencia impulsa a todo el ecosistema—. Nuestros modelos siguen marcando el estándar en rendimiento, confiabilidad y utilidad real”. Pero internamente, el clima es distinto.

En un memo filtrado, Sam Altman advirtió al equipo que debían mantenerse enfocados porque las próximas semanas traerían “presión competitiva de corto plazo” y que “el ambiente externo sería duro por un tiempo”.

Parte del estrés proviene de la ambición descomunal de la compañía: OpenAI planea gastar U$S 1,4 billones en los próximos ocho años en capacidad computacional, mediante acuerdos gigantes con Nvidia, Oracle, AMD y Broadcom. Es una inversión que supera por mucho sus ingresos actuales y que obliga a sus socios a financiar el crecimiento vía deuda. Para Sarah Myers West, del AI Now Institute, se trata de “una apuesta tremendamente arriesgada para cualquier empresa”.

El segundo frente: la monetización

La compañía busca sumar cientos de millones de suscriptores pagos a ChatGPT, pero también estudia incluir publicidad en Sora y otros productos, un movimiento que la lanza directamente al territorio dominado por Meta y Alphabet, donde no tiene ventaja competitiva.

A pesar de conservar una base de más de 800 millones de usuarios semanales, la tendencia preocupa. Los usuarios pasan cada vez más tiempo en Gemini y las descargas del modelo de Google subieron posiciones en las tiendas de iOS, aunque ChatGPT todavía mantiene el primer lugar.

Anthropic, el tercer jugador en ascenso

Fundada en 2021 por ex empleados de OpenAI, Anthropic prepara una nueva ronda que podría llevar su valuación a más de U$S 300.000 millones. Su chatbot Claude, aunque menos masivo que ChatGPT, es considerado por corporaciones como una herramienta más confiable y más fuerte en seguridad, mientras que sus herramientas de programación son vistas como las mejores del mercado.

Ese avance empresarial contrasta con la dispersión de OpenAI, que en el último año lanzó productos en múltiples direcciones —incluido el viral Sora— a tal velocidad que algunos inversores creen que el equipo “se está estirando demasiado”.

¿Está en riesgo la supremacía de OpenAI?

Para Erik Brynjolfsson, académico de Stanford, todavía es temprano para sacar conclusiones. “Todas estas compañías tienen oportunidades muy rentables a su alrededor. Hay espacio para que varias tengan un desempeño extraordinario porque la oportunidad es enorme”, aseguró.

Pero incluso si el liderazgo no está definido, una cosa es clara: por primera vez desde 2022, OpenAI ya no corre sola. Google recuperó impulso, Anthropic consolida su negocio y la industria entra en una etapa donde los modelos más poderosos ya no pertenecen a un único actor.

El tablero cambió. Y, por primera vez en años, la pregunta no es qué lanzará OpenAI… sino si podrá seguir marcando el ritmo.

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