Anthropic eligió al estudio Wilson Sonsini para preparar lo que podría ser una de las mayores ofertas públicas iniciales de la historia tecnológica. La jugada —y la posible salida a bolsa en 2026— coloca a la start-up de Dario Amodei en una carrera directa con OpenAI por conquistar los mercados públicos.
Un movimiento preparatorio con todas las luces puestas
Anthropic, creadora del chatbot Claude, ha contratado recientemente al estudio jurídico Wilson Sonsini para comenzar labores preparatorias de cara a una eventual salida a bolsa, según dos fuentes con conocimiento directo de la decisión. Fuentes consultadas describen además que la compañía está manteniendo conversaciones preliminares con grandes bancos de inversión, si bien constituyen diálogos informales y no hay, por ahora, selección de aseguradores.
La relevancia de Wilson Sonsini no es menor: el bufete, activo en la costa oeste de EE.UU., asesora a Anthropic desde 2022 y participó en operaciones comerciales ligadas a inversiones multimillonarias de Amazon. El despacho también acompañó salidas a bolsa de alto perfil como Google, LinkedIn y Lyft, lo que refuerza la señal de que Anthropic está afinando su caja de herramientas legales y financieras para un proceso mayor.
Valuaciones colosales y dudas sobre la sostenibilidad
Los números que circulan no son modestos. Anthropic estaría negociando una ronda privada que valoraría la compañía en más de U$S 300.000 millones, tras recibir un compromiso de U$S 15.000 millones de Microsoft y Nvidia que formaría parte de esa financiación. OpenAI, por su lado, habría alcanzado una valuación de U$S 500.000 millones en octubre, según las mismas fuentes.
“Es una práctica bastante estándar para compañías que operan a nuestra escala y nivel de ingresos operar, de facto, como si fueran empresas cotizadas,” dijo un portavoz de Anthropic, en referencia a los cambios internos que la firma está implementando. El portavoz añadió también: “No hemos tomado decisiones sobre cuándo o incluso si salir a bolsa, y no tenemos noticias que compartir en este momento.” La cita subraya la ambivalencia de la compañía entre la preparación activa y la cautela pública.
Ese doble juego responde a una tensión central: los laboratorios de investigación en IA, aunque en rápido crecimiento, son estructuras que suelen perder dinero debido a los costos astronómicos de entrenamiento de modelos. Esa dinámica complica la previsibilidad de resultados financieros —y, por ende, la valoración que la bolsa podría otorgarles.
Anthropic reforzó su cúpula financiera el año pasado con la incorporación de Krishna Rao, ex Airbnb, quien jugó un rol importante en la salida a bolsa de esa empresa. Según una persona al tanto del proceso, la compañía —con sede en San Francisco— ha venido revisando una lista interna de cambios requeridos para operar como empresa pública.
Los inversores de Anthropic muestran entusiasmo por listar antes que su rival más grande: argumentan que una cotización temprana permitiría “tomar la iniciativa” frente a OpenAI. Sin embargo, otra fuente cercana a la compañía advirtió que una salida en 2026, aunque posible, no es segura ni inevitable.
Mientras tanto, OpenAI también estaría realizando trabajos preliminares para prepararse para una oferta pública, según personas con conocimiento de sus planes, aunque sus responsables han señalado que es demasiado pronto para fijar fechas o plazos.
La carrera entre Anthropic y OpenAI no solo mide quién llega primero a la bolsa: plantea un interrogante más amplio sobre cómo los mercados públicos valorarán empresas de IA con altos costos operativos y modelos de negocio aún en consolidación. Para Anthropic, elegir a Wilson Sonsini y sumar a un CFO con experiencia en IPOs son señales claras de ambición. Para los inversionistas y analistas, la pregunta sigue siendo si esa ambición se traduce en resultados financieros sostenibles una vez que las expectativas de mercado queden expuestas.
