La Comisión Europea abrió una investigación formal sobre los resúmenes generados por inteligencia artificial que Google muestra en su buscador. El foco está puesto en el uso de contenidos de medios y creadores, la compensación económica y la posibilidad real de optar por quedar fuera del entrenamiento de modelos de IA.
La Unión Europea dio un nuevo paso en su ofensiva regulatoria contra las grandes tecnológicas al abrir una investigación contra Google por el uso de resúmenes generados por inteligencia artificial que aparecen en la parte superior de los resultados de búsqueda. El proceso, liderado por la Comisión Europea, busca determinar si la compañía utilizó contenidos de sitios web y videos sin ofrecer una compensación adecuada a editores y creadores, y si brindó mecanismos efectivos para que estos pudieran excluirse.
El eje central del análisis está en los llamados AI Overview y en el AI Mode del buscador de Google, una experiencia conversacional que ofrece respuestas generadas por IA acompañadas de enlaces, en una lógica similar a la de competidores como ChatGPT. Según la Comisión, existe preocupación por el impacto directo que estas funciones pueden tener en el tráfico hacia los sitios originales y, en consecuencia, en sus ingresos publicitarios.
Desde Google rechazaron los cuestionamientos. Un vocero de la empresa afirmó que la investigación “corre el riesgo de sofocar la innovación en un mercado que es más competitivo que nunca”. Y agregó: “Los europeos merecen beneficiarse de las últimas tecnologías y vamos a seguir trabajando de cerca con las industrias creativas y de noticias mientras hacen la transición hacia la era de la IA”.
Menos clics, menos ingresos
Uno de los principales temores de los editores es que, al ofrecer respuestas completas generadas por IA, los usuarios dejen de hacer clic en los enlaces tradicionales. Menos clics implican menos ingresos publicitarios, un punto crítico para la sostenibilidad de los medios digitales.
El Daily Mail aseguró previamente que el número de personas que accedieron a su sitio desde resultados de Google cayó alrededor de 50% desde la introducción de los AI Overview. Aunque Google cuestiona estas cifras, el dato alimentó la preocupación de la Comisión y de organizaciones que representan a medios y creadores.
La investigación también abarca a YouTube, propiedad de Google, y analiza si los videos publicados en la plataforma fueron utilizados para mejorar los sistemas de IA de la compañía y si los creadores tuvieron la posibilidad real de excluir su contenido del entrenamiento de modelos.
La voz de los creadores
El debate encontró respaldo entre activistas y especialistas en derechos digitales. Ed Newton-Rex, de la organización Fairly Trained, sostuvo que para muchos creadores no publicar su trabajo en plataformas como YouTube o en la web es directamente “un suicidio profesional”.
“Google básicamente convierte en una condición de la publicación online el hecho de que la empresa pueda usar tu trabajo para construir una IA que compite con vos”, afirmó en declaraciones a la BBC. Para Newton-Rex, la investigación “no podría llegar en un momento más crítico para los creadores de todo el mundo”.
En la misma línea se expresó Rosa Curling, codirectora ejecutiva del grupo de campaña Foxglove, que había pedido a la Comisión en junio que interviniera por el impacto de los AI Overview en medios independientes. Curling advirtió que persisten “peligros claros e inmediatos para el periodismo y la democracia”.
“Necesitamos una opción urgente para que los editores de noticias puedan excluirse y evitar que Google robe su trabajo hoy, no cuando esta investigación termine”, dijo. “De lo contrario, cuando la Comisión esté lista para actuar, podría quedar muy poco en pie”.
IA, entrenamiento y valores europeos
En el fondo del caso está la pregunta sobre cómo se entrenan los sistemas de IA generativa y quién se beneficia económicamente de ese proceso. Los modelos de Google, como los de otras grandes tecnológicas, son capaces de generar texto, imágenes y video en segundos a partir de simples indicaciones, pero requieren enormes volúmenes de datos para su entrenamiento.
“A una sociedad libre y democrática la sostienen medios diversos, el acceso abierto a la información y un ecosistema creativo vibrante”, afirmó Teresa Ribera, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea. Según Ribera, la inteligencia artificial trae “innovaciones notables” y “muchos beneficios para personas y empresas”, pero su desarrollo no puede darse a costa de los valores fundamentales de la Unión Europea.
Tensiones transatlánticas y antecedentes
La investigación se suma a la aplicación cada vez más estricta de las normas digitales europeas, que contemplan multas millonarias para las empresas que incumplan. Esta postura generó fuertes críticas desde Estados Unidos. Un caso reciente involucró a X, la plataforma de Elon Musk, que eliminó la cuenta institucional de la Comisión Europea tras la amenaza de una multa de € 120 millones, equivalentes a U$S 130 millones, por el uso de las insignias de verificación azul.
El expediente contra Google promete convertirse en uno de los casos más relevantes del cruce entre inteligencia artificial, derechos de autor y sostenibilidad del ecosistema digital. El resultado no solo marcará el futuro de los resúmenes con IA en Europa, sino que también podría sentar un precedente global sobre cómo las grandes plataformas deben relacionarse con los contenidos que alimentan sus modelos.

