Masayoshi Son dice estar “comprometido 100×100” y proyecta a OpenAI como la próxima gran compañía mundial. SoftBank acelera compras de chips y participa en el ambicioso proyecto Stargate mientras redefine su relación con Microsoft.
SoftBank volvió a colocar la inteligencia artificial en el centro de su discurso. En la última asamblea de accionistas, su fundador y CEO, Masayoshi Son, declaró que la compañía está “todo adentro” en OpenAI y confirmó que las inversiones previstas en la firma alcanzan aproximadamente 4,8 billones de yenes japoneses (U$S 33.2 mil millones), incluso cuando OpenAI sigue sin cotizar y todavía no es rentable.
Son no se limitó a cifras: volvió a proyectar ambición estratégica. “Creo que OpenAI se listará eventualmente y, en mi convicción, se convertirá en la compañía más valiosa del mundo”, afirmó, y añadió que “hace falta valentía para invertir” en empresas con ese perfil. Con esas palabras, SoftBank formaliza una visión que va más allá de una simple participación financiera: busca ser un actor central en lo que Son denomina la era de la artificial superintelligence (ASI), un concepto que él describe como una inteligencia hasta 10.000 veces superior a la humana.
La historia de una oportunidad perdida también salió a la luz. Son contó que antes de 2019 Sam Altman le había pedido a SoftBank un compromiso de U$S 10.000 millones, y que él respondió afirmativamente. “Dije que sí, lo habría hecho… fui serio porque tenía recursos financieros gracias al desempeño del Vision Fund. Pero Sam habló con otros inversionistas y al final eligieron a Microsoft”, dijo Son, recordando cómo Microsoft se convirtió entonces en proveedor exclusivo de cómputo para OpenAI. Esa relación con Microsoft, sin embargo, se enfrió este año cuando la exclusividad terminó y surgieron fricciones sobre la estructura y el rumbo de OpenAI.
En paralelo a su compromiso financiero, SoftBank se está moviendo para controlar piezas clave de la cadena de valor tecnológica. Este año compró el diseñador de chips Ampere por U$S 6.500 millones, una adquisición presentada por la compañía como un paso para potenciar capacidades de cómputo destinadas a cargas de trabajo de nube y de IA. Además, SoftBank participa en el llamado Stargate, un proyecto anunciado para desplegar hasta U$S 500.000 millones en infraestructura de centros de datos y energía, una iniciativa que pretende consolidar suministro, escala y empleo en torno al desarrollo de grandes modelos y servicios de IA.
La combinación de inversión en empresas de IA (OpenAI), control sobre arquitectura de chips (Ampere) y la escala de infraestructura (Stargate) revela una estrategia deliberada: no solo aportar capital, sino articular un ecosistema que permita a SoftBank actuar como “organizador” de la industria en la era ASI, en palabras de Son. Esa apuesta implica riesgos financieros y regulatorios —la magnitud de los compromisos y la complejidad geopolítica del sector tecnológico lo aseguran—, pero también una potencial recompensa estratégica si OpenAI cumple las expectativas de transformar mercados y modelos de negocio.
¿Qué implica esto para Microsoft y el mercado? El relato público de Son sugiere que, en retrospectiva, SoftBank habría querido ser la primera gran espalda de OpenAI. Hoy, pese a la coexistencia de intereses (y a la pérdida de la exclusividad de Microsoft), Son insiste en profundizar la relación con OpenAI “pase lo que pase” con Microsoft. Ese énfasis marca una dinámica competitiva y de alianzas que seguirá definiendo movimientos corporativos, fusiones y acuerdos de infraestructura en los próximos tramos del desarrollo de la inteligencia artificial.
Para las grandes corporaciones tecnológicas y los inversores, la jugada de SoftBank es una señal clara: los equilibrios del poder en la industria de la IA ya no sólo dependen del software y del talento, sino de quién controla el capital, los chips y los centros de datos necesarios para escalar modelos que consumen cantidades masivas de cómputo. Masayoshi Son apuesta a ganar esa carrera; la pregunta para el mercado es si el retorno justificará el tamaño de la apuesta.

