JD Vance advierte que la excesiva regulación en Europa podría sofocar la innovación en inteligencia artificial y rechaza la moderación de contenidos como «censura autoritaria».
En la reciente cumbre sobre inteligencia artificial celebrada en París, el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, expresó su preocupación por las estrictas regulaciones europeas en el ámbito de la inteligencia artificial (IA). Vance afirmó que una regulación excesiva podría «acabar con una industria transformadora» y enfatizó la necesidad de mantener la IA libre de «prejuicios ideológicos».
El vicepresidente también rechazó la moderación de contenidos, calificándola de «censura autoritaria». Criticó las normativas europeas, como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR), argumentando que imponen costos legales significativos para las pequeñas empresas.
«Es una cosa impedir que un depredador se aproveche de un niño en internet, y otra muy distinta impedir que un adulto acceda a una opinión que el gobierno considera desinformación», señaló Vance.
En contraste, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, defendió la necesidad de regulación para garantizar la confianza en la IA. Anunció que la iniciativa InvestAI movilizará un total de 200.000 millones de euros en inversiones en Europa, incluyendo un nuevo fondo de 20.000 millones de euros para grandes proyectos de IA.
«La IA necesita la confianza de la gente y tiene que ser segura», afirmó von der Leyen, reconociendo al mismo tiempo la necesidad de reducir la burocracia.
La cumbre evidenció diferencias en las estrategias hacia la IA: mientras Europa busca regular e invertir, Estados Unidos, bajo la administración Trump, defiende un enfoque de no intervención para impulsar la innovación. China, por su parte, expande el acceso a la IA a través de gigantes tecnológicos respaldados por el estado.
Además, Vance advirtió sobre los riesgos de asociarse con «regímenes autoritarios» que utilizan la IA para la vigilancia y el control, en una referencia implícita a China.
«Asociarse con ellos significa encadenar tu nación a un amo autoritario que busca infiltrarse, excavar y apoderarse de tu infraestructura de información», alertó.
La cumbre concluyó sin que Estados Unidos y el Reino Unido firmaran una declaración conjunta que promovía una IA «inclusiva y sostenible», mientras que más de 60 países, incluida China, sí lo hicieron. Esta divergencia subraya las diferencias en las aproximaciones globales hacia la regulación y desarrollo de la inteligencia artificial.